
Gabinete y votos
A Santos le sirve más un discurso de Londoño en favor del plebiscito en la plaza de Tunja que un trino de la senadora López y no le sobran los votos liberales, pero le ayuda más que Cambio no se vaya con Uribe.

A Santos le sirve más un discurso de Londoño en favor del plebiscito en la plaza de Tunja que un trino de la senadora López y no le sobran los votos liberales, pero le ayuda más que Cambio no se vaya con Uribe.

Y cómo las autoridades no han podido hacer nada hasta ahora, pese a las evidencias del daño ambiental y a las quejas de la comunidad.

Sin importar el número de cambios, el presidente podría pasar de un gabinete bogotanizado a un equipo más parecido a la Colombia donde se vive el conflicto.

Preocupa que a nombre de reclamantes de buena fe se quieran justificar actos violentos y que quieran hacer de la restitución de tierras una bandera política.

Acabar o debilitar a grupos como el Clan Úsuga es tan importante como una buena negociación con la guerrilla.

Con armas en poder de la guerrilla, no es posible la aplicación de los mecanismos de justicia transicional, la reincorporación a la vida civil y menos la participación política.

Por algo Obama sienta a su secretario de Estado con unos guerrilleros que hacen parte de su lista de terroristas internacionales y que se financia en buena medida con el narcotráfico.

Multas recientes a Uber parecen más un calmante contra el malestar de unos taxistas iracundos que una salida de fondo a un nuevo problema urbano.
Capturar al hermano del más férreo opositor del gobierno es una decisión que, sin entender su contexto, suena de entrada a persecución política.

El cuestionario de Cambio Radical sobre la ubicación de la guerrilla parece un sobre con una cuenta de cobro a un ministro liberal.

La fecha del 23 de marzo parece hoy más una presión psicológica que una meta posible.

Este grupo guerrillero, que se inspiró en las convicciones cristianas de Camilo Torres, se resiste a entender el momento que vive el país y chantajea a la sociedad. ¿Por qué?

La corrupción en la contratación de los servicios de salud hace que los niños enfermen en La Guajira y mueran en Barranquilla.

El 92 por ciento del territorio está recuperado en términos de seguridad, pero la justicia sigue siendo frágil y las condiciones rurales, críticas.

Otálora olvida que los servidores están expuestos al escrutinio público y que la relación –si existió—no se dio en un club social sino en su despacho.

El fallo de La Haya no pasó de ser una reacción mediática del gobierno el bienestar no ha llegado y las obras que se anunciaron no se ven.

Si bien lo difícil está en lo económico, el Gobierno podrá, al final del año, cobrar duro por sus acciones en el campo de la paz.

El que termina pasará a ser uno de los años en los que más se dudó sobre la posibilidad de la paz, pero el que más avanzó para que sea posible.

Nunca se había estado más cerca de un acuerdo de paz con la guerrilla más reacia a reconocer sus actos violentos y nunca se había reconocido el papel de las víctimas.

¿Habrá plebiscito y será democrático y ganará sin apuros? La verdad, su futuro puede tener tantos obstáculos como la firma de los acuerdos de paz en marzo.

Mientras París decide, en Colombia pese a haber más conciencia ambiental, hay más discurso que acción.

El decreto parecería más enfocado a crear un nuevo negocio que a solucionar varios problemas que afectan el servicio.

Los ataques de ISIS frenan las tareas de apertura de fronteras en Europa y puede fortalecer al dividido nacionalismo galo.

El holocausto del Palacio de Justicia y la tragedia de Armero no solo ocurrieron con una semana de diferencia, sino que tienen algo en común estaban anunciados.
Sin Uribe candidato, el CD no tiene la misma fuerza; parece haber más voto verde que voto de izquierda en el país y la lucha contra la transhumancia avanza, pero se pierde la de la compra de votos.
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