Política

Gabinete y votos

A Santos le sirve más un discurso de Londoño en favor del plebiscito en la plaza de Tunja que un trino de la senadora López y no le sobran los votos liberales, pero le ayuda más que Cambio no se vaya con Uribe.

Gabinete y votos

Gabinete y votos(Colprensa)

Esta semana se posesionan los nuevos ministros del llamado gabinete para el postconflicto y la paz que, si bien le da un nuevo aire al presidente Santos y lo fortalece, se ha convertido en un verdadero terremoto político por los efectos que ha dejado.

Aunque hasta ahora se ha hablado de milimetrías políticas en su integración –y esa puede ser la disculpa para las pataletas en la Unidad Nacional--, todo apunta a que se trata de un equipo para el plebiscito, como lo dijo acertadamente Juanita León en Hora 20. Para el presidente era claro que con un equipo desgastado y etiquetado hasta por sus aliados de ser ministros del Jockey Club, no es posible levantar los votos para el plebiscito que como ya acaba de anunciar, se haría en septiembre.

Independiente de si es un buen o mal gabinete –y eso está por verse-- o si le dio más a Cambio Radical que a los liberales, el problema de los cambios es el momento. Un año atrás hubiera podido ser visto como el gabinete de las regiones. Pero hoy la selección de los nuevos ministros está afectada por las elecciones del 2018 que, aunque lejanas en el tiempo, ya empiezan a tomar forma.

La crisis en el Polo por el ingreso de Clara López afecta a ese Partido de oposición en la medida en que pueden perder no solo los votos de Clara –que hoy es improbable que regrese luego de que le negaran la licencia para ir al Ministerio-- sino además porque sienten que puede desdibujar su imagen de Partido de oposición que es una de las banderas que ha agitado el senador y eventual candidato Jorge Robledo. Los votos de Clara le sirven más Santos para el plebiscito que al Polo de Robledo.

En los verdes pasa algo similar. Desde antes de que Santos nombrara a Jorge Londoño en la cartera de Justicia, los senadores Claudia López y Antonio Navarro habían acordado un trabajo político con el ex gobernador Sergio Fajardo. Cualquiera de los tres desea ser candidato y lo que menos quiere es que lo asocien con el gobierno Santos al que atacan por el reparto de la mermelada. De ahí que resultara iluso que Fajardo aceptaría el ofrecimiento para ser ministro. Pero a Santos le sirve más un discurso de Londoño en la plaza de Tunja para el plebiscito que un trino en favor de la paz de la senadora López.

En la Unidad Nacional el origen es diferente, pero la causa es igual. Los liberales se salen de la coalición pero no tanto porque hayan perdido alguna cuota importante en el gobierno –que la tienen y mucha—sino porque intentan una presión para que el vicepresidente Germán Vargas Lleras renuncie antes de que termine el año para que no tome ventajas en la carrera presidencial desde el poder, y someterlo a una desgaste anticipado. A Santos no le sobran los votos liberales, pero le ayuda más que Cambio no se alíe con el Centro Democrático del ex presidente Álvaro Uribe.

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