Justicia

Las caras del Plan Colombia

El 92 por ciento del territorio está recuperado en términos de seguridad, pero la justicia sigue siendo frágil y las condiciones rurales, críticas.

Las caras del Plan Colombia

Las caras del Plan Colombia(Colprensa/ Archivo)

El Plan Colombia cumple 15 años y su balance apenas empieza por parte de los analistas que difícilmente se pondrán de acuerdo si fue más positivo que negativo y si sus resultados han sido lo que se esperaba. Para muchos el calificativo menos generoso será éxito, pero para sus críticos será visto como una alianza en la que Colombia puso los muertos y la plata, y los Estados Unidos algo de plata y muchas condiciones para garantizar unos réditos económicos y comerciales.

La única verdad indiscutible es el punto de partida del Plan: un país sin un futuro claro a finales de los 90 con un 60% de su territorio en poder de organizaciones ilegales, con una guerrilla peleando metro a metro partes del territorio con paramilitares; 3 mil secuestros al año; una tasa de homicidios de 60 por cada 100 mil habitantes, una dotación militar pobre que se defendía con cuatro helicópteros y una gran mancha de coca cultivada en 200 mil hectáreas que alcanzaron a producir 1.000 toneladas métricas. Además, con tasas de crecimiento negativas. En esas condiciones, Colombia era calificado como un estado fallido.

La foto de la Colombia de hoy es diferente, aunque sería exagerado reducirlo todo a los efectos del plan. Pero algo en lo que coinciden la mayoría de los análisis es en que el Estado logró una ventaja militar por aire gracias a la modernización de las Fuerzas Militares, especialmente por la superioridad que le dio la flota de 240 helicópteros acompañados de aviones de apoyo militar y también con la profesionalización y aumento del pie de fuerza. Eso explicaría el debilitamiento de la guerrilla y la decisión final de las Farc de aceptar una negociación con el presidente Santos. Las Farc de hoy no son las mismas del Caguán ni las del ataque a la base de Patascoy.

La otra cara de la moneda mostraría que los 15 años del Plan han tenido un efecto colateral costoso en términos humanitarios. Según Human Rights Watch, entre 2002 y 2008 hubo 3.000 civiles desaparecidos por operaciones de falsos positivos mientras que la ONG norteamericana Wola destaca que el número de desplazados por la violencia en Colombia alcanzo picos altos en estos 15 años, y al menos 6 millones de personas fueron victimizadas por desplazamiento y despojo de tierras.

Si bien hoy el Estado ejerce control militar sobre el 92 por ciento del territorio, el desplazamiento se ha reducido y las hectáreas de coca han caído a 60 mil, el Plan se rajó en otras materias, como la debilidad que persiste en el sistema de justicia, como lo reconoce el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, o la frustración que causaron los proyectos sociales en algunas zonas del país como el Putumayo, como lo recordó en Hora 20 el consejero presidencial Guillermo Rivera. El mismo informe de la Misión Rural que presentó un informe al gobierno da cuenta de la concentración de la tierra, la persistencia de la pobreza profunda y las precarias condiciones en que se da la producción campesina.

La nueva cara del país hoy le permite al Gobierno colombiano salir a pedir ayudas al mundo para el posconflicto y a los Estados Unidos mostrarnos como ejemplo de cómo dejar de ser un estado fallido, algo que no pudieron hacer con Libia, ni Afganistán ni con Siria.

El siguiente artículo se está cargando

Escucha la radioen directo

Caracol Radio
Directo

Tu contenido empezará después de la publicidad

Programación

Ciudades

Elige una ciudad

Compartir

Más acciones

Suscríbete

Tu contenido empezará después de la publicidad