Orden Público

Los escollos del plebiscito para la paz

¿Habrá plebiscito y será democrático y ganará sin apuros? La verdad, su futuro puede tener tantos obstáculos como la firma de los acuerdos de paz en marzo.

Los escollos del plebiscito para la paz

Los escollos del plebiscito para la paz(Colprensa/ Archivo)

Bogotá

Esta semana deberá quedar definida la suerte de dos pasos previos que da el Gobierno Santos, sin tener que definirlos con las Farc, para poner a andar los acuerdos que se firmen en marzo de 2016: las leyes de plebiscito y de implementación de los pactos de La Habana. La primera pasará a revisión previa de la Corte Constitucional y la segunda queda pendiente de la segunda vuelta en el Congreso por ser una reforma a la Carta Política.

El plebiscito para la paz, que de ser avalado por la Corte nos convocará a las urnas en junio de 2016 para que los ciudadanos se pronuncien sobre lo acordado con las Farc, saldrá ganador en caso de que el “Sí” obtenga una cantidad de votos mayor al 13% del censo electoral vigente (4 millones 396 mil 625 votos) y supere los votos depositados por el “No”.

Este es un proyecto que ha sido muy combatido por enemigos del proceso y por juristas ortodoxos con un argumento vendedor: se están bajando los requisitos de número de votos para que los acuerdos de La Habana sean aprobados por una minoría. No es lo mismo que sea una votación con el 50% de los inscritos en el censo electoral –como lo ordena la actual ley—que un 13%, como será aprobado. Y esa será una de las banderas que se usarán para acusar al gobierno, con la complicidad del Congreso, de hacer trampa y tal vez con argumentos efectistas se dirá que si los acuerdos son buenos por qué hay que temerles a las urnas.

El profesor Rodrigo Uprinmy, panelista de Hora 20, acaba de dar las razones para desmontar esos argumentos y ha asegurado que “el porcentaje del 13% para el UA –umbral de aprobación-- en el plebiscito para la paz no es arbitrario ni amañado ni debilita la participación democrática, sino que la estimula”. Y explica que la nueva fórmula que se aplicará para el plebiscito estimulará la participación ciudadana en la que medida en que quita del camino la opción la abstención que lo puede hundir –como era la fórmula que quería el uribismo-- y obliga a amigos y enemigos a participar para hacer valer su intención en las urnas. Es más, estima que sumados votos en favor y en contra pueden llegar a superar el 25% del censo.

¿Habrá plebiscito y será democrático y ganará sin apuros? La verdad es que su futuro puede tener tantos obstáculos como la firma de los acuerdos de paz en marzo. La revisión en la Corte Constitucional será una prueba de fuego en la que el Gobierno deberá emplearse a fondo para convencer a sus magistrados lo clave que es este proyecto.

Pero además deberá convencer a las Farc de que es mejor tener ese tipo de instrumentos listos una vez se firme la paz a tener que confinar a sus frentes desmovilizados muchos meses a la espera de una votación ciudadana. Tarea nada fácil frente a una guerrilla que compró hace rato la idea de una constituyente.

Y tal vez una tarea más compleja: la pedagogía frente a una ciudadanía que, como dice el ex canciller israelí Shlomo Ben Ami, quiere la paz, pero se divide al momento del precio, esto es quiere a las Farc desmovilizadas, pero no en el Congreso, o quieren castigos, pero en cárceles de máxima seguridad y no en unas zonas específicas.

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