“La avalancha casi se lleva a mi hermano, pero sí arrastró la cicla de él”: sobreviviente de Armero
Este armerita se salvó de morir junto a su mamá y su hermano y ayudó a reencontrar a más de 20 niños con sus padres después de la tragedia.

La tragedia de Armero fue un desastre natural producto de la erupción del volcán Nevado del Ruiz el miércoles 13 de noviembre de 1985, afectando a los departamentos de Caldas y Tolima.. Foto: Colprensa(Thot)
Manizales
Álvaro Santos, es un sobreviviente de la avalancha de Armero, nos cuenta que días antes a la tragedia comenzó a caer ceniza en el municipio, pero no generó incertidumbre en los habitantes.
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Por esos días, estaba la alerta de inundación en el municipio por un represamiento del río Lagunilla, en paralelo, los organismos de socorro que se encontraban en el nevado advertían al Comandante de Bomberos de la localidad tolimense de la posible avalancha, este se dirigió a la alcaldía, pero el mandatario municipal le ordenó no rumorar nada para no generar alarma, sin embargo, la gran erupción del volcán Nevado del Ruiz en la noche del 13 de noviembre y el represamiento que había en el caudal provocó el desastre.
“Nosotros vivíamos en el barrio 20 de julio, abordamos el último carro para llevarnos a la zona alta, a Maracaibo, donde se salvó mucha gente, quienes subieron con maletas y pertenencias; al amanecer éramos muchos los que estábamos allí arriba. Un primo era ebanista, nos visitó como a las 9 de la noche y nos dijo: “Bueno, se oye que habrá una catástrofe en Armero, yo voy a subir para darme cuenta”. Cuando el carro llegó por nosotros, mi hermano salió en cicla a avisar a los vecinos, en su recorrido él alcanzó a saltar al barranco porque casi se lo lleva, pero la cicla sí la arrastró”.
El día después
Álvaro, cree que muchas personas murieron atropelladas, ya que el descontrol de los pobladores era evidente: “Había mucha gente corriendo, fue muy bravo”. Al día siguiente, dimensionaron la magnitud de lo ocurrido, por lo que bajaron a una tienda en dirección a Guayabal, donde permanecieron un día, les regalaron una vaca y con otras familias saciaron el hambre, después, caminaron al sector de Guadalajara.
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“Yo tenía unos contactos en La Dorada, por lo que arranqué para allá, pero mi mamá estaba desesperada por la tragedia y no quiso venir conmigo, le daba miedo, entonces la despaché a Bogotá y años más tarde se radicó en Ibagué”.
Ayuda a niños y niñas víctimas
Luego de radicarse en La Dorada, sus vecinos y conocidos que sobrevivieron a la avalancha, lo contactaron para ubicar a los niños y niñas que habían sido llevados a los centros asistenciales por lo que recorrió los hospitales de Honda y Mariquita.
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“Las familias me llaman a preguntarme por los niños, entonces fui a Honda ubicando a varios y lo mismo pasó en Mariquita, así que yo contactaba a los papás y les daba la noticia, entonces ellos viajaban dando la vuelta por Bogotá a rescatarlos porque por Armero no había carretera. Yo ubiqué a unos 20 menores que conocía, porque otros muchos más se los llevaron, bienestar familiar los desapareció, los llevaron al exterior”.
Santos, acusa al gobierno de la época por no atender a tiempo el represamiento del río Lagunilla y por no generar prevención en los pobladores, puesto que la historia habría sido distinta, según piensa él.
Actualmente, Álvaro Santos vive en el puerto caldense y hoy vuelve a su tierra natal con 20 familiares más a recordar su terruño, pero también a conmemorar esa noche que borró del mapa a la ciudad blanca o algodonera de Colombia.



