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Qué adelgaza más: ¿comer rápido o lento? La técnica sería clave

Descubra cómo la velocidad al comer impacta su salud y bienestar digestivo.

Persona comiendo. Gettyimagenes

Persona comiendo. Gettyimagenes / Drazen Zigic

Según un estudio de la revista Nature, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California en San Francisco, Estados Unidos, se ha encontrado que comer más despacio se asocia con un menor consumo de calorías en comparación con comer con prisa.

Esta tendencia se explica porque al comer lentamente favorece la sensación de saciedad y se reduce la probabilidad de excederse en la ingesta de alimentos.

Además, comer despacio contribuye a una mejor digestión, aumenta el disfrute de la comida y promueve la salud en general, siendo una estrategia efectiva para perder peso sin recurrir a dietas estrictas, siempre y cuando se combine con una alimentación saludable y ejercicio físico regular.

Sin embargo, en casos de problemas de salud o la necesidad de perder mucho peso, se recomienda consultar con un médico o un nutricionista antes de iniciar cualquier plan de adelgazamiento.

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Asimismo, la técnica para comer lentamente implica masticar bien los alimentos, entre 30 y 50 veces antes de tragarlos, y tomar pausas entre cada bocado. También se aconseja beber agua antes y durante la comida, evitar distracciones como la televisión o el celular, y utilizar platos más pequeños.

Beneficios de comer despacio

Según esta investigación de la revista Nature, comer despacio ofrece una serie de ventajas significativas:

  1. Sensación de saciedad y control del apetito: Al comer lentamente, se activan las hormonas reguladoras del apetito y se envían señales al cerebro indicando que estamos satisfechos, lo que ayuda a evitar comer entre horas y a mantener un peso saludable.
  2. Mejora de la digestión: Masticar adecuadamente los alimentos facilita la digestión, permitiendo que el cuerpo regule mejor la absorción de grasas y elimine toxinas. Esto ayuda a prevenir problemas digestivos como el estreñimiento, la retención de líquidos, el reflujo y la acidez estomacal.
  3. Reducción del estrés y mayor disfrute de la comida: Comer despacio proporciona un momento de relajación, permitiendo disfrutar más de los sabores y texturas de los alimentos. Además, ofrece la oportunidad de socializar, meditar o practicar la atención plena durante las comidas, lo que contribuye a una experiencia más placentera y saludable.

Riesgos de comer rápido

Comer rápido puede tener varias consecuencias negativas para la salud, especialmente si se convierte en un hábito frecuente. Aquí le presentamos las consecuencias de comer rápido:

  1. Sobrepeso y obesidad: Comer rápidamente dificulta la capacidad del cuerpo para registrar la sensación de saciedad, lo que puede llevar a consumir más calorías de las necesarias y, eventualmente, al aumento de peso.
  2. Indigestión y malestar estomacal: La ingestión rápida de alimentos puede dificultar la digestión adecuada, lo que puede provocar acidez estomacal, gases y malestar abdominal.
  3. Mayor riesgo de trastornos alimentarios: Comer rápido está asociado con una relación menos saludable con la comida, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos alimentarios como la bulimia y la compulsión alimentaria.
  4. Menor disfrute de la comida: Al comer rápidamente, se pierde la oportunidad de saborear y disfrutar los alimentos, lo que puede disminuir la satisfacción general con la comida y llevar a una alimentación menos placentera.
  5. Problemas de absorción de nutrientes: La digestión comienza en la boca con la masticación adecuada de los alimentos. Comer rápido puede dificultar este proceso, lo que afecta la absorción de nutrientes esenciales en el cuerpo.
  6. Mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares: Estudios han demostrado que las personas que comen rápido tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como hipertensión arterial y enfermedad coronaria.
  7. Impacto en la salud mental: Comer rápidamente puede contribuir al estrés y la ansiedad relacionados con la comida, lo que puede afectar negativamente la salud mental y el bienestar emocional.

Finalmente, es importante tener en cuenta hábitos alimenticios más conscientes y entender que el comer lentamente puede ayudar a prevenir estas consecuencias y promover una mejor salud en general.

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