Por error, internaron a mujer en hospital psiquiátrico: esta es la historia

Hanna Farell es una joven británica que a sus 20 años estudiaba psicología, llevaba una vida saludable y completamente normal junto a su familia. De manera repentina empezó a experimentar síntomas similares a una gripe.

Al consultar al médico, determinaron que tenía fiebre glandular, pues la joven se sentía muy cansada y sus síntomas se ajustaban a ese cuadro. No obstante, con el pasar de los días la joven empezó a desarrollar algunos cambios en su personalidad, se sentía diferente y poco a poco fue perdiendo su capacidad de hablar.

“Le tuve que pedir a mi mamá que viniera conmigo, que se sentara junto a mí y le hablara por mí a la doctora. Le escribía a mi mamá lo que necesitaba que dijera”, contó la joven en un video a BBC Ideas.

Por su cambio de comportamiento, Farell fue enviada a su vivienda y le recetaron antidepresivos, además de una orden para seguimiento psicológico. Sus síntomas se fueron haciendo más severos y poco tiempo después fue admitida en un hospital psiquiátrico, donde le suministraron medicamentos antipsicóticos, pues presentaba algunas alucinaciones.

“Tengo un recuerdo muy vívido de mi médica de cabecera diciéndome: ‘Estás mentalmente enferma y tienes que aceptar ayuda para que puedas mejorar’”.

Diagnóstico incorrecto

Al consultar con el psiquiatra, el médico le ordenó una resonancia magnética, exámen en el que le encontraron un quiste en el cerebro.

“Cuando llegué a urgencias, revisaron el quiste y dijeron que probablemente había nacido con él, que quizás no tenía nada que ver con los síntomas. Pero lo que sí notaron fue que mi examen de sangre mostraba que estaba luchando contra un tipo de virus”, aseguró la joven en la entrevista.

Hubo más exámenes y, después de tres semanas, la joven finalmente recibió un diagnóstico: encefalitis por anticuerpos anti-receptor NMDA. Es una forma autoinmune de encefalitis, que es la inflamación del cerebro.

Posteriormente la joven fue enviada a neurología, había perdido por completo la capacidad de hablar y de realizar cualquier otra actividad como vestirse, bañarse o alimentarse.

Fue sometida a un tratamiento de inmunoterapia y a 13 intercambios de plasma, un proceso en el que se filtra la sangre antes de bombearla de vuelta al cuerpo.

Aunque inicialmente el tratamiento no funcionó y los médicos le dijeron a sus padres que probablemente no tenía mucho tiempo de vida, después de dos semana, Farrell se despertó.

Luego, como si empezara de nuevo a vivir, la joven aprendió a decir algunas palabras, empezó a caminar de nuevo y ahora se siente como si fuera otra persona. Luego de cinco años, se recuperó por completo, aún se encuentra en tratamiento de inmunoterapia y es más vulnerable a infecciones.

“Desearía que mi médico hubiera sabido más al respecto para poder guiarme por el camino correcto. Si tuviera que pensar en todas las personas que padecieron encefalitis y murieron en hospitales psiquiátricos o residencias, no podría dormir en la noche”, contó.

Un error común

El profesor Gyu Leschizner dijo a la BBC, que es bastante común que se confundan síntomas físicos con una enfermedad mental.

“A veces vemos individuos con psicosis y cambios de comportamiento severos y el diagnóstico inicial en ellos es una enfermedad psicótica como la esquizofrenia. Pero, de hecho, con el paso de los días o semanas, mientras están en el hospital, se empieza a hacer evidente lo que está subyacente: que es una de esas condiciones autoinmunes”, indicó el especialista en neurología del Hospital Guy’s and St Thomas de Reino Unido.

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