9 años, declaratoria de patrimonio mundial del Paisaje Cultural Cafetero
Son 47 municipios de Quindío, Caldas, Risaralda y Valle del Cauca que hacen parte de la declaratoria de la UNESCO
Quindío
Se cumplen nueve años de la declaratoria del paisaje cultural cafetero como patrimonio de la humanidad por parte de la Unesco de la cual hacen parte 47 municipios de los departamentos de Quindío, Caldas, Risaralda y en el Valle del Cauca.
Cabe recordar que el Comité de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura – Unesco, inscribió en la Lista de Patrimonio Mundial el Paisaje Cultural Cafetero el 25 de junio de 2011. Este reconocimiento compromete al Estado colombiano, a la comunidad internacional, nacional y local a su protección, pero es a la vez es una oportunidad para que sus habitantes y visitantes conozcan el paisaje y participen en su preservación.
Contexto: Paisaje cultural cafetero, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco
El Paisaje Cultural Cafetero de Colombia (PCC) según la declaración constituye un ejemplo sobresaliente de adaptación humana a condiciones geográficas difíciles sobre las que se desarrolla una caficultura de ladera y montaña. “Se trata de un paisaje cultural en el que se conjugan elementos naturales, económicos y culturales con un alto grado de homogeneidad en la región, y que constituye un caso excepcional en el mundo. En este paisaje se combinan el esfuerzo humano, familiar y generacional de los caficultores con el acompañamiento permanente de su institucionalidad”
El presidente de la Academia de Historia del Quindío, Fernando Jaramillo en diálogo con Caracol Radio explicó que “la declaratoria visibilizó esta región ante el mundo pero recalcó que hay riesgos de que la declaratoria se pierda por mal manejo, porque por ejemplo el aérea cultivada de café va disminuyendo y se necesita reinventar la caficultura, además debemos empoderarnos de los valores y atributos del PCC”
El gobernador del Quindío Roberto Jairo Jaramillo llamó la atención sobre el estado de dicha declaratoria, las dificultades que cada día se agravan más para la caficultura y por supuesto las consecuencias que llevan a que las condiciones culturales que el cultivo generó, se vengan a menos y por lo tanto, esta condición de patrimonio peligre ante una eventual revisión del mismo