"Los crímenes de Bartow" de Óscar Vela sobre una injusta condena a muerte
Nelson Iván Serrano, desde el 2006, esté pendiente que cualquier día lo ejecuten. Su juicio en Estados Unidos no tiene pruebas claras: Óscar Vela
El escritor ecuatoriano Óscar Vela vuelve con una historia de la vida real, esta vez la de su compatriota Nelson Iván Serrano quien en el 2006 fue condenado a 4 penas de muerte por un cuádruple crimen de homicidio en el estado de Florida, Estados Unidos.
Los crímenes de Bartow es una novela de 342 páginas, editado y publicado por Planeta, en la que Vela relata lo sucedido en torno al cuádruple crimen, la investigación, los múltiples errores de los investigadores, el juicio y la impotencia, tanto de Nelson Iván Serrano como de su familia, defensa y amigos.
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En diálogo con CARACOL RADIO Óscar Vela asegura que, en su calidad de abogado, pudo ver la cantidad de errores intencionales en el proceso judicial a Serrano. Considera que la equivocada condena a cuatro penas de muerte fue impulsada por el origen latinoamericano del procesado, el afán electoral de la fiscalía y la cuota de condenas a muerte que deben presentar ante los contribuyentes.
Óscar Vela cree que es imposible reabrir el proceso contra Nelson Iván Serrano porque la justicia en el estado de Florida sabe que, de hacerlo, sería encontrado inocente y ese error voluntario de los investigadores estadounidenses se lo cobrarían en futuras elecciones y en los mimos tribunales.
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Dice que este no es un caso único en la justicia de Estados Unidos. Recuerda que el colombiano Johnny Hincapié después de purgar una condena de 25 años de cárcel, fue exculpado al encontrar al verdadero autor de los crímenes por los que en Nueva York fue condenado. Ahora Hincapié es uno de los principales asesores de Óscar Vela y de quienes buscan se reabra el proceso a Nelson Iván serrano.
En el 2019 fue la última oportunidad que Vela pudo visitar a Serrano y lo encontró con muy poca fe de salir en libertad. Serrano está perdiendo la visión y el oído. Sigue amaneciendo con la incertidumbre de si ese será su último día. Serrano le contó que el día que quedó e firme su condena a 4 penas de muerte, los guardias penitenciarios en una aberrante actitud le gritaban “Dead man Walking“ (Hombre muerto caminando) mientras le señalaban el cadalso.
