Salud y bienestar

Un año de pandemia

Pandemia: combustible para las conspiraciones

Junto con la transmisión del COVID-19 se difundieron las conspiraciones que, al igual que el virus, llegaron a todos los rincones del mundo.

Marcha de colectivos antivacunas en Reino Unido.

Marcha de colectivos antivacunas en Reino Unido. (Getty Images)

A medida que el mundo conoció el coronavirus, sus efectos y transmisión, se expandió la desinformación sobre la pandemia, generando más retos para las entidades de salud responsables de hacerle frente al virus.

La incertidumbre por el virus, la falta de respuestas por parte de las autoridades y la caída en la confianza en los gobiernos volcaron a la población a las redes sociales para obtener información del virus que, en varias ocasiones, resultaron ser conspiraciones o mentiras.

Arma biológica

Desde que inició la pandemia se ha acusado a China de haber desarrollado el virus para utilizarlo como un arma biológica, sin embargo, según los conspiracionistas, algo salió mal en el laboratorio de Wuhan y el virus se escapó.

Donald Trump fue una de las personas más influyentes que impulsó esta idea reiterando que tenía pruebas de ello, aun así, terminó su mandato sin presentar las evidencias.

Tratamientos milagrosos

Durante los inicios de la transmisión del virus se aseguró que el COVID-19 era una gripe levemente más agresiva por lo que soluciones salinas, consumir alcohol, antigripales o estar en climas cálidos serían suficientes para hacerle frente.

Pese a las sugerencias, una tras una se demostró ineficaz para combatir el virus.

Virus altamente mortífero

El pánico por el origen desconocido del virus y sus eventuales consecuencias también resultó en esfuerzos audiovisuales por causar terror en la humanidad. En Facebook se difundió un vídeo en el que supuestos médicos chinos advertían que todos los habitantes de Wuhan morirían por el virus.

China desmintió el vídeo resaltando que era una campaña de desinformación para atacar al gobierno y a su gestión del control de la pandemia.

Control de natalidad

A lo largo del tiempo se ha intensificado un movimiento que asegura que toda enfermedad o avance médico es un afán por reducir la población global. Con el coronavirus se aseguró que reduciría la población para mejorar o monopolizar la distribución de recursos a nivel mundial.

Luego del anuncio de las vacunas contra el virus, estos grupos insistieron que las medicinas causarían infertilidad a largo plazo.

Vacunas de control mental

El grupo antivacunas ha insistido en que todo tipo de medicina es perjudicial para la salud a largo plazo y este caso no sería la excepción. Durante el 2020 se acusó a Bill Gates de crear el virus para luego producir una vacuna que inyectaría microchips en el organismo hasta lograr control mental de quienes recibieron la medicina.

Las acusaciones tomaron fuerza dado que, en 2015, Gates dio una conferencia en la que advertía que el planeta no estaba listo para enfrentar una pandemia por lo que debía haber una preparación ante posibles enfermedades graves.

Nuevo orden mundial

Por otra parte, el grupo QAnon, principalmente localizado en Estados Unidos, ha difundido la idea de que el coronavirus es uno de los principales movimientos de élites gobernantes para cambiar la organización de los países y establecer nuevas jerarquías.

La agrupación conspirativa también insistió que Donald Trump era la única persona que podía detener esta élite y, por consecuente, sería quien controle la pandemia.

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