Mercurio, la otra amenaza en Santurbán

Bucaramanga

El laboratorio del Acueducto de Bucaramanga detectó el jueves 28 de julio algo bien delicado: el agua del río Suratá de donde se capta el 40% del líquido que consumen los habitantes de esta ciudad, tenía los más altos registros de mercurio en toda la historia.

No hubo más alternativa que suspender la captación. Por fortuna, hay más afluentes que abastecen a la capital de Santander, declaraba el gerente la compañía, Hernán Clavijo. Caracol Radio conoció que detrás de este hecho, hay un fenómeno que está desbordando todos los límites: la minería ilegal en el páramo de Santurbán.

Varias fuentes han indicado que no es precísamente una actividad de mineros artesanales o de unos lugareños que siempre han escarbado la tierra buscando oro. Es ahora un fenómeno a gran escala con una serie de consecuencias como la  afectación a ríos, entre ellos el Suratá que nunca había presentado tal magnitud de trazas de mercurio.

Este hecho había sido advertida en febrero pasado; pero lo del jueves fue una circunstancia excepcional, tanto que el acueducto no estaba en condiciones de tratar un agua tan contaminada.

No es la primera vez que se alerta sobre el desbordado fenómeno de la minería ilegal en la zona del páramo, pero ahora se advierte de una actividad desaforada como consecuencia de la falta de una segunda delimitación del páramo de Santurbán.

Genny Gamboa, alcaldesa de California, el municipio donde se concentra la mayor parte de la riqueza aurífera, criticó la pasividad de la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb para efectuar monitoreos y evaluaciones sobre los afluentes que nacen en los alto de la cordillera.

Asegura que hace lo que puede junto al Ejército y la Policía en materia de controles a la comercialización de mercurio y dinamita. Reclamó que no se ha puesto en práctica un plan especial para el control de la minería ilegal tal y como se habló en un evento convocado por la Procuraduría en el jardín botánico Eloy Valenzuela de Floridablanca.

A su vez, el Ejército dice que intenta controlar un fenómeno que se salió de las manos hace mucho rato. Antes de que el Acueducto encendiera las alarmas por la contaminación de río Suratá, murió un minero, Sergio Lizcano en un confuso episodio en la vereda Angosturas. El fallecimiento de este hombre por el disparo de un fusil generó una protesta que terminó con la salida de los uniformados de la localidad.

La Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb ha mantenido silencio, tanto que ya hubo una fuerte reprimenda de la Procuraduría General de la Nación a través de uno de sus delegados, Gustavo Adolfo Guerrero. La CAR de la región tiene un diagnóstico sobre lo que ocurre en la región, pero sus directivas se sienten cruzadas de brazos porque el asunto tiene ribetes de una situación de orden público por la presencia de bandas criminales que como en el caso de Antioquia le apuestan a sacar millones no de pesos sino de dólares del oro enterrado en Santurbán.

Un dato, este año por minería ilegal en esa zona solo se han capturado dos personas.