Actualización del POMCA del Lago de Tota revela importantes hallazgos

Tota

La Corporación Autónoma Regional de Boyacá, Corpoboyacá, avanza en la actualización del Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca Hidrográfica (POMCA) del Lago de Tota, en un proceso que ha permitido identificar hallazgos técnicos y ambientales sin precedentes sobre uno de los ecosistemas más estratégicos del país.

De acuerdo con Catalina Rodríguez, bióloga y líder de Planificación Ambiental de Corpoboyacá, este instrumento formulado originalmente en 2007 requería una actualización profunda para responder a los desafíos actuales del cambio climático, el crecimiento poblacional, la presión sobre el recurso hídrico y los nuevos enfoques de gestión participativa. “Estamos terminando la fase de diagnóstico, y uno de los grandes avances ha sido entender con mayor precisión qué tenemos en el territorio y qué debemos proteger. Ordenar la casa comienza por conocerla”, señaló.

Uno de los descubrimientos más relevantes es la presencia de acuíferos libres en la zona, es decir, importantes reservas de agua subterránea que no habían sido plenamente identificadas en versiones anteriores del plan. “Este hallazgo es reciente y muy significativo. Gracias a estudios geofísicos como tomografías eléctricas, hemos podido identificar zonas clave de recarga hídrica. Esto nos da una nueva dimensión del potencial hídrico subterráneo del territorio y, al mismo tiempo, una gran responsabilidad en términos de protección y manejo”, explicó la ingeniera geóloga Aura Elena Becerra Suárez, profesional especializada de la Subdirección de Planeación y Sistemas de Información de Corpoboyacá.

Según la funcionaria, estos acuíferos se alimentan de las montañas que rodean el Lago de Tota, en lo que describió como un sistema similar a un “vaso” natural. “La información obtenida es primaria y de altísimo valor técnico. Nunca se había hecho este tipo de diagnóstico detallado en el subsuelo del Lago de Tota”, añadió.

Estos estudios permitirán a la corporación y a las entidades aliadas tomar decisiones más fundamentadas sobre el uso del suelo, las zonas de recarga hídrica, la protección de fuentes y la planificación del desarrollo regional. “Ahora sabemos exactamente dónde están esas áreas sensibles que debemos cuidar para no contaminar el agua subterránea, que hasta ahora ha sido un recurso desaprovechado”, dijo Becerra.

Presiones antrópicas e impactos acumulados

El proceso de actualización del POMCA también ha revelado el impacto acumulado de diversas actividades humanas sobre el ecosistema. Entre ellas, el vertimiento inadecuado de aguas residuales por parte de municipios, el uso intensivo del suelo en el cultivo de cebolla y la producción acuícola en piscinas de trucha.

“Todo afecta: los vertimientos, el uso del agua sin tratamiento, el turismo mal planificado. Pero el mensaje no es de prohibición, sino de transformación”, afirmó Rodríguez. En ese sentido, señaló que Corpoboyacá ha trabajado junto a entidades como Agrosavia y con el mismo sector productivo para buscar alternativas que permitan un uso responsable del agua sin afectar la economía local.

Uno de los enfoques más importantes del nuevo POMCA es que, por primera vez, se haampliado el componente de gestión del riesgo, incorporando aprendizajes de eventos extremos como el fenómeno de La Niña de 2010-2011, que causó afectaciones significativas en el territorio.

Además, la participación ciudadana ha sido fortalecida a través del Consejo de Cuenca, una instancia que reúne a comunidades organizadas, juntas de acción comunal, sectores productivos y autoridades locales. “Hemos hecho talleres en cada municipio. Las comunidades han sido nuestras aliadas para ubicar zonas de amenaza, identificar debilidades del ecosistema y proponer soluciones reales”, indicó la ingeniera Becerra.