¿Cómo funciona el ejercicio físico como tratamiento para la lumbalgia?
El ejercicio físico genera una mayor reducción de la incapacidad funcional en los pacientes que padecen lumbalgia.
La lumbalgia es una de las principales causas de consulta en los centros de salud, pues el dolor en la parte baja de la espalda genera incertidumbre sobre los factores de riesgo, que pueden comprometer estructuras osteomusculares y ligamentarias, y generar una limitación funcional.
Dentro de los tratamientos pasivos para controlar la enfermedad, se encuentra el ejercicio físico debido a que genera una mayor reducción de la incapacidad funcional, así como de la intensidad del dolor, teniendo en cuenta que los pacientes que se mantienen en un estado activo y continúan con actividades normales de la vida cotidiana, tienen una recuperación más temprana de los síntomas.
La lumbalgia puede clasificarse según su nivel de incapacidad en aguda cuando el dolor es menor a tres meses de duración, o crónica cuando el dolor es mayor a ese período y puede causar incapacidades severas.
Entre las intervenciones activas, los ejercicios de estabilización segmentaria vertebral representan una mayor reducción de la incapacidad funcional así como de la intensidad del dolor en el tratamiento de la lumbalgia mecánica inespecífica crónica.
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Para los pacientes diagnosticados con lumbalgia crónica, se ha identificado que el ejercicio físico es tan eficaz como otros tratamientos conservadores en cuanto a disminuir el dolor y aumentar la capacidad funcional.
Además, la actividad física es un factor importante en la prevención y el tratamiento de la lumbalgia, debido a que el reposo en cama conlleva a una pérdida del 2 % de la fuerza muscular, así como a la pérdida de coordinación y potencia de los músculos. También se ha comprobado que le práctica del ejercicio físico mejora la nutrición y salud de los discos intervertebrales y a la vez reduce el riesgo de desarrollar osteoartritis en áreas donde el colágeno se ha disminuido.