¿Por qué el ejercicio físico es un aliado para combatir el cáncer?
La práctica regular de ejercicio físico resulta muy beneficiosa para la prevención de ciertos tipos de cáncer.
Mejorar los efectos secundarios asociados a los tratamientos y reducir las posibilidades de sufrir una recaída, son algunos de los beneficios de practicar regulamente ejercicio físico y ayudar a la evolución de la enfermedad.
La práctica del ejercicio físico no solo contribuye a la evolución de la enfermedad, sino a la prevención del cáncer, debido a que proximadamente la mitad de los cánceres podrían prevenirse evitando la exposición a ciertas sustancias en la dieta y en el ambiente, así como mejorando nuestra alimentación y el estilo de vida.
La obesidad, que es la consecuencia de un consumo excesivo crónico de energía y de ejercicio insuficiente, es uno de los factores que se asocia a un mayor riesgo de padecer trece tipos diferentes de cáncer.
Precisamente es el ejercicio físico la forma de prevenir la aparición de estos tipos de cáncer, a la vez que disminuye también la inflamación crónica en los tejidos y fortalece el sistema inmune, al mismo tiempo que hace que las natural killers, los linfocitos que están en primera línea de defensa, sean más agresivas para eliminar virus, patógenos y células tumorales.
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La actividad física mejora también la resistencia a la sensibilidad a la insulina, y también ayuda a mejorar los efectos asociados con cáncer antes, durante y al finalizar el tratamiento, como el caso de los pacientes con cáncer de próstata, en los que el ejercicio físico actúa en la prevención del desarrollo de los efectos secundarios y para reducir la mortalidad.