Ansiedad y depresión en niños: las consecuencias del confinamiento
María Isabel Guerrero, psicóloga infantil y de adolescentes habló sobre las alertas y recomendaciones para los padres en épocas de aislamiento.
Uno de los grupos que más ha sido afectado con la pandemia son los niños y adolescentes, pues, de acuerdo a la edad, su salud mental mental se ve afectada de manera diferente.
María Isabel Guerrero, psicóloga infantil y de adolescentes con especialización en práctica clínica comportamental cognoscitiva y con más de 20 años de experiencia, explicó que esta situación, que para todos es nueva, tiene el mismo impacto o similar al que podría tener otras situaciones como las guerras, desastres naturales, los desaparecimientos o la reclutación forzada.
La psicóloga aseguró que en un grupo de 4 niños, se evidenció que 2 tienen síntomas de ansiedad y depresión que se dan por el hecho de haber estado confinados y por la presión de la pandemia.
Esto es una cifra alarmante si se toma en cuenta que, en momentos de normalidad, antes de la pandemia, en un aula de clases de 30 estudiantes se podrían encontrar de 6 a 9 niños con dificultades, ahora, como lo explicó Guerrero: "En aula de 30 niños, solo de 6 a 9 niños están bien.
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"Padres y niños hemos tenido que atravesar el confinamiento, el aislamiento, situaciones adversas, la resilencias, cambios de hábitos, afectación psicológica. Hemos tenido un gran impacto psicológico", aseguró Guerrero
Señales de alerta
La psicóloga afirmó que son diferentes los síntomas o señales de alarma en los grupos de edades, que los padres deben tener en cuenta:
Menores de 5 años: Uno de los signos de alarma son las regresiones: "Por ejemplo, niños que estaban yendo al baño solos y ya no lo hacen, es importante estar alerta si se están devolviendo alguna etapa". Además de esto, cambios del lenguaje, terrores nocturnos o comportamientos que antes tenían y ahora no.
De 5 a 11 años: Destacó falta de atención en su colegio: "Están despistados, hiperactivos y tienen dificultad de memoria". Gerrero afirmó que en estas edades se vuelve complicada su adaptabilidad a los cambios pues no tienen habilidades de resiliencia y habilidades de afrontamiento.
De 12 a 18 años: rechazo a las actividades escolares: "No se quieren conectar, no quieren prender la cámara".
También, la hiperactividad o la pasividad extrema, permanecer mucho tiempo encerrados o aislados incluso dentro del mismo aislamiento, falta de atención y concentración, cambios en la personalidad, apatía, llantos espontáneos, entre otros.
"Si un hijo dice que se está sintiendo mal, que se sienten depresivos, que se siente angustiado, no duden en buscar ayuda porque es el momento de dársela", reiteró Guerrero.
La psicóloga recomendó que se deben generar espacios donde se pueda hablar y manifestar lo que siente cada miembro de la familia, espacios sociales para los niños que les permita crear y compartir con otros, así sea a distancia y validar las emociones de cada integrante.
"Lo realmente importante es saber que debemos vencer los desafíos, juntos podemos estar mejor. En salud mental con niños y adolescentes, un entorno agradable, un entorno positivo, un entorno donde mamá y papá sean contenedores puede ser muchísimo mejor para nuestros adolescentes. Debemos aprender más sobre salud mental", dijo María Isabel Guerrero.