Paz: lecciones antes del desarme

El jueves 23 de junio ya hace parte de la historia del conflicto interno de Colombia, así falten aún los temas de cierre en la mesa de La Habana y la decisión que tomen los ciudadanos el día que sean convocados a decir sí o no sobre los acuerdos. Lo pactado para el desarme de unos 8 mil guerrilleros de las Farc y la neutralización de sus redes de apoyo luego de que firmen los acuerdos son la mejor noticia en cerca de cuatro años del inicio formal de las negociaciones con ese grupo.

En la medida en que se avanza en la agenda, van cayendo argumentos que han usado los enemigos del proceso como ese, precisamente, de que las Farc no dejarían las armas o que para hacerlo se instalarían en medio país cuando apenas estarán en 23 veredas y en ocho campamentos, con limites en lo territorial y bajo estrictas condiciones de verificación y monitoreo.

Llegar hasta este punto de los acuerdos ha costado desgaste al presidente Juan Manuel Santos, una gran polarización al país por la pugnaz confrontación verbal entre partidarios y enemigos del proceso, fracturas en el estamento militar y una pérdida de confianza de la opinión pública que poco les ha creído a las Farc por la manera arrogante como manejó ciertos temas de la negociación como el rechazo a los castigos por los crímenes o por episodios como el de Conejo (La Guajira).

Sin embargo, lo pactado hasta ahora ha dejado una serie de lecciones para el todo el país:

1. Un proceso de paz no se logra en uno ni en dos años porque, como en el caso de Colombia, el conflicto tiene demasiadas complejidades. Poner plazos fatales es desgastar la negociación y ponerla en riesgo de firmar un mal acuerdo.

2. La negociación oficial la lideran los civiles pero debe estar acompañada del componente militar, activo o en retiro, que se convierte casi que en una tercera fuerza dentro de la mesa. Los generales Naranjo, Mora Rangel y Javier Flórez han sido definitivos para evitar goles de las Farc.

3. La tregua unilateral de las Farc ha funcionado y se ha cumplido casi en un ciento por ciento. El gobierno no se dejó caer en la presión de quienes pedían que fuera bilateral y supo usar la amenaza de los bombardeos para neutralizar en la mesa. El cese bilateral pasó a ser componente del acuerdo al final y no del comienzo.

4. Sin acompañamiento y garantía de la Comunidad Internacional hubiera sido difícil superar momentos complicados del comienzo de la negociación y su papel será definitivo una vez se firmen los acuerdos.

5. Militares y guerrilleros pueden hacer tareas conjuntas antes de la firma final como pasó con labores de desminado en Orejón. Son este tipo de acciones las que van generando confianza entre adversarios.

6. Tener como centro de la discusión el tema de las víctimas generó una esperanza en los que más han sufrido en conflicto y comprometió a las Farc con un tema en el que han sido esquivas.

7. La oposición ha sido importante en la medida en que ha advertido sobre eventuales fallas en la negociación, ha obligado al gobierno a hacer aclaraciones y es vista por las Farc como una contraparte para tener en cuenta. Su gran error ha sido presentar como ciertos algunos hechos que los mismos acuerdos han terminado por desmentir.

8. La tarea más complicada de hacer por fuera de la mesa es comunicar lo que está pasando o lo que se está acordando. Una de las grandes fallas de estos cuatro años ha sido la pedagogía.

9. Las Farc han terminado por entender mejor al Estado con todas las debilidades e imperfecciones que éste tiene y que intentaría transformar sin armas.

10. Los empresarios pese a las dudas que tienen sobre la propiedad rural o los castigos a quienes apoyaron la guerra han sido cautos, pero no enemigos abiertos de la negociación.