Los rituales sagrados del pueblo Kogui de la Sierra Nevada de Santa Marta

El Pueblo Kogui les dice a las personas que no son de su comunidad hermanos menores, y para poder estar en convivencia con ellos, el Mamo, la autoridad de la comunidad, hizo unas consultas para poder tener el aval de estar allí.

En un espacio lleno de árboles y piedras fue el lugar elegido para recibir su limpieza y las primeras dos manillas, o aseguranzas, una en la mano derecha y otra en la mano izquierda y todos descalzos.

Con esto se tiene la autorización de pisar su comunidad, que son unas casas hechas en adobe, caña y paja. En ellas duermen y cocinan. Allí permanecen las mujeres y sus hijos, mientras los hombres están en las labores de la agricultura durante el día.

Para pasar por este lugar se deben cumplir unas normas: no se puede transitar con ropa apretada, o que se muestre mucha piel, porque es un irrespeto para las mujeres y niños Koguis.

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El baño era en el río, pero antes de las cinco de la tarde porque a esa hora los indígenas con sus familias iban a bañarse, y es un momento privado que no permitía la presencia de otras personas diferencias a su comunidad.

El pueblo kogui mostró uno de sus bailes más sagrados conocido como chicote, que se hace para fortalecer las autoridades y el bastón de mando que fue devuelto al defensor del pueblo para que siga con su labor a favor de los que lo necesiten.

Este baile estuvo liderado por el Mamo Zaleh, quien bailó con el bastón acompañado de su linaje y de su familia, transmitiendo la fortaleza cómo originario del tigre.

Lo compartió con toda la misión humanitaria y fue muestra de su agradecimiento por escuchar en su tierra santa las preocupaciones de su pueblo.

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