El Catatumbo, la zona donde a las Farc les cogerá la tarde para concentrarse
En terreno no hay logística para que las Farc arriben a la zona veredal. Los campesinos apenas negocian sus tierras con el Gobierno. Caracol Radio está en zona rural de Tibú.
El Catatumbo, la zona donde a las Farc les cogerá la tarde para concentrarse(Caracol Radio)
Están en tres zonas de preconcentración y parecen no tener afán. En la vereda Santo Tomas, en Tibú, Norte de Santander, permanece ‘Yimi’, el lugarteniente del Frente 33 de las Farc que disputó terreno durante más de diez años con la disidencia al EPL y el ELN.
En La Esperanza hay 400 guerrilleros y en la vereda San Isidro (todas de Tibú) hay 200 más, los ‘reyes’ de la ruta cocalera de la frontera con Venezuela que hoy se la cedieron al ELN. En Caño Indio, a cuatro horas de Tibú, por una trocha desastroza y donde debían estar ya concentradas las Farc, no hay ni siquiera un asomo de guerrilla.
Caracol Radio llegó hasta las profundidades de Caño Indio. Y allí, en medio de la nada, donde según el presidente Juan Manuel Santos se concentrarían los subversivos, ni siquiera se sabe si esta área será una zona veredal. O la cambiarán en las próximas horas.
A 16 días del plazo para la concentración todavía se siguen negociando tierras donde los guerrilleros vivirán tres meses. Daniel Durán- vicepresidente de la Junta de Acción Comunal de Caño Indio- ofertó 40 hectáreas de su finca en $13 millones mensualmente, pero el Gobierno le apostó a 9. No llegaron a un acuerdo.
Luis David Rincón Vega, presidente de la Junta, alcanzó a llegar a un acuerdo, pero no le han firmado documento alguno. Mientras que Adrián, dueño de la tienda ‘El Puerto’, donde se supone se instalará el mecanismo tripartido de monitoreo, tampoco ha llegado a un acuerdo económico. No hay ONU en la zona. Tampoco Policía para la Paz que permanece en el casco urbano de Tibú porque al parecer no hay garantías de seguridad en la zona, según Richard Claros, personero municipal.
El agua potable tampoco no ha ‘arribado’ a la región. Y las Farc, si optan por terminar allí sus días de guerrilla, deberán consumir el líquido que ingiere el pueblo: el amarillento del caño, el de Caño Indio. No hay más.
La vía es una tortura. Desde Tibú hay un trozo pavimentada, después destapada, huecuda. Metros adelante, una milésima pavimentada. Y después, peor, cada vez peor.
Desde la vereda El Mirador hasta Caño Indio, ingenieros militares intentan detener la lluvia para que no les amargue el trabajo. Prometen readecuar 12.6 kilómetros, además de dos puentes: el de Puente Tablas y Caño Raya, ubicados entre la selva.
Los 20 militares, que cuidan sobre la desolada vía una motoniveladora, una excavadora, un tractor, dos volquetas y un carrotanque, empezaron desde el 1 de diciembre a reconstruir la carretera, pero el trabajo queda- de momento- en veremos porque el invierno les aguó la aplanada. Valor: $1.500 millones.
No hay campamentos, ni camping. Tampoco carpas. Menos- dice el alcalde de Tibú Jesús Alberto Escalante- buen ambiente de negociación entre el Gobierno y las comunidades. En Caño Indio aceptan destruir las plantaciones de coca (30 familias siembran la mata), pero exigen los indemnicen con 3 salarios mínimos mensuales por un año. El Gobierno no aceptó. La población se rancha en que viven de las plantaciones. Y les da lo que el Estado no ofrece.
“No queremos que nos traigan ‘puercos’ (marranos), ni gallinas, ni huertas caseras, queremos verdaderos proyectos productivos”, dice Daniel, vicepresidente de Caño Indio a Caracol Radio. “Queremos proyectos que le queden a la vereda, no algo de meses y ya”, refuta Luis David Rincón.
Este viernes, 'Pastor Alape', delegado de las Farc en la mesa de negociación y delegados del Gobierno llegarán a Caño Indio a dirimir las diferencias. Y solo ahí se determinará si la zona rural de Tibú tendrá área veredal. O al contrario, quedará en veremos.
