Iván Gómez: el pionero que impulsó la economía circular en Colombia y el mundo
Con visión y resiliencia, Iván Gómez convirtió residuos electrónicos en una industria sostenible que hoy procesa 160 toneladas al mes.

Iván Gómez, fundador de Gaia Vitare. | Foto: Pedro Camelo
A mediados de los años noventa, el aumento en la venta de computadores empezó a saturar los basureros de residuos electrónicos en Colombia. Frente a ese problema, Iván Gómez —técnico en electricidad y electrónica— comenzó a investigar qué hacer con esos materiales. Mientras trabajaba en un centro autorizado de Compaq, entregaba los desechos a recicladores sin control ambiental y descubrió que en otros países ya se exploraban modelos más responsables.
Ese interés lo llevó a proponerle a sus jefes manejar él mismo los residuos, lo que finalmente lo impulsó a renunciar a su trabajo y fundar Gaia Vitare en 1999. Con apenas tres millones de pesos heredados y trabajando desde su casa, empezó a procesar cobre, aluminio y plásticos junto a su hermano y dos vecinos. Sin saberlo, estaba abriendo camino en la economía circular, cuando el concepto aún no era conocido en el país.
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Crecimiento, innovación y un camino marcado por la adversidad
Compaq se convirtió en el primer gran cliente en 2001, lo que motivó a Gómez a vincular a Aura Melo, su novia y futura esposa. Ella estudió una maestría en Alemania y compartió con él conocimientos que permitieron tecnificar la empresa, aumentar la capacidad instalada y obtener la primera licencia ambiental del país para residuos eléctricos y electrónicos. Para 2013, Gaia procesaba todo tipo de electrodomésticos, tarjetas electrónicas y baterías, e incluso abrió sedes en otras ciudades.
Sin embargo, ese año la tragedia golpeó a la familia: un accidente de tránsito causó la muerte del tío de Gómez, el hermano de su esposa y un trabajador. Poco después, su esposa enfermó gravemente y falleció, dejándolo solo con su hija pequeña. Gómez dejó la empresa durante seis meses, pero regresó impulsado por la memoria de Aura y el deseo de garantizar un futuro para su hija.
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Reconstrucción, expansión y liderazgo en economía circular
Para 2019, Gaia ampliaba instalaciones, contrataba más trabajadores y recibía una licencia adicional para manejar residuos hospitalarios. Durante la pandemia, estos contratos le permitieron operar legalmente y obtener ingresos récord. Más tarde, en 2022, ganaron una convocatoria del PNUD con un proyecto de innovación que transformaba plásticos de electrodomésticos en filamentos para impresión 3D, usados incluso para fabricar prótesis.
Sucedió entonces que un incendio destruyó el 75% de la empresa a finales de ese año, así Gómez volvía a enfrentar una gran pérdida. Sin embargo, siguió adelante y logró negociar con la aseguradora el pago de una indemnización, generar ingresos reciclando escombros y presentar un proyecto al Banco Interamericano de Desarrollo, que le otorgó dos millones de dólares para reconstruirlo todo.
Superada esa prueba, hoy Gaia Vitare procesa 160 toneladas de residuos al mes, emplea a 120 personas, trabaja con 500 recicladores y construye un laboratorio y un vertipuerto para drones. Su nueva planta, de 7.500 m2, simboliza la resiliencia que ha guiado la vida de Gómez, quien supo encontrar en la innovación el camino para transformar desechos en oportunidades.
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