NASA revela secreto escondido en la Luna por miles de años: esto esperan encontrar en su polo sur
Una nueva investigación sugiere que el polo sur lunar esconde los restos de un impacto catastrófico que revelaría el origen de la Luna y explicaría por qué su cara oculta es tan diferente.

NASA revela secreto escondido en la Luna por billones de años: esto esperan encontrar en su polo sur
Cuando los próximos astronautas del programa Artemis de la NASA aterricen en la enigmática región del polo sur de la Luna, no solo harán historia; estarán pisando la escena de un crimen cósmico de 4,300 millones de años de antigüedad.
Un nuevo estudio publicado en la revista Nature revela que esta zona es un gigantesco depósito de materiales expulsados desde las profundidades del manto lunar, ofreciendo pistas sin precedentes sobre el violento nacimiento de nuestro satélite.
La investigación, liderada por el científico planetario Jeffrey Andrews-Hanna de la Universidad de Arizona, se centra en la Cuenca Aitken del Polo Sur, el cráter de impacto más grande y antiguo de la Luna. Con una extensión de aproximadamente 2,000 kilómetros, esta cicatriz colossal ha guardado en silencio la respuesta a uno de los mayores misterios lunares: ¿por qué el lado cercano que vemos desde la Tierra es tan diferente a la lejana cara oculta, llena de cráteres?
El misterio que lleva billones de años escondido
Contrario a lo que se creía, el estudio concluye que el asteroide que formó esta cuenca gigante no impactó desde el sur, sino desde el norte. Este hallazgo redefine completamente nuestra comprensión del evento.
“Al comparar la Cuenca Aitken con otros sitios de impacto gigantescos en el sistema solar, encontramos un patrón consistente: estos cráteres enormes se estrechan en la dirección en que viajaba el impactor”, explicó Andrews-Hanna. “La forma de la cuenca se estrecha hacia el sur, lo que significa que el asteroide probablemente llegó desde el norte”.
Esta trayectoria fue crucial. El material expulsado del interior de la Luna se amontonó preferentemente en el borde sur de la cuenca, el mismo lugar donde la misión Artemis planea alunizar. “Esto significa que las misiones Artemis aterrizarán en el borde de la cuenca, el mejor lugar para estudiar el material del interior profundo de la Luna”, afirmó el científico.
Un océano de magma
La investigación arroja luz sobre otro enigma: la extraña distribución de elementos radiactivos en la Luna. Los científicos creen que la Luna joven estaba cubierta por un océano de magma global que, al enfriarse, formó la corteza y el manto. Sin embargo, ciertos elementos como el potasio, tierras raras y fósforo (agrupados bajo la sigla KREEP), se resistieron a solidificarse.
Andrews-Hanna lo explica con una analogía: “Si dejas una lata de gaseosa en el congelador, notarás que el jarabe de maíz se concentra en los últimos líquidos que quedan. Creemos que algo similar sucedió en la Luna con el material KREEP”.

Revista Nature
Con el tiempo, este “jugo” radiactivo final de la Luna, cargado de calor y elementos extraños, fue expulsado hacia el lado cercano. “Nuestra teoría es que, a medida que la corteza se engrosaba en el lado lejano, el océano de magma debajo fue exprimido hacia los lados, como una pasta de dientes, hasta que la mayor parte terminó en el lado cercano”, detalló el investigador.
El impacto del polo sur actuó como una ventana a este proceso. El estudio reveló que el material expulsado en el flanco occidental de la cuenca es rico en torio radiactivo, un componente clave del KREEP, mientras que el oriental no lo es. Esto confirma que el asteroide perforó la corteza justo en el límite donde se escondía esta capa final del océano de magma.
Artemis: La misión que traerá las respuestas finales
El verdadero tesoro científico aguarda a ser desenterrado. Los datos de satélites son útiles, pero las muestras físicas que traigan los astronautas de Artemis serán invaluables.
“Con Artemis, tendremos muestras para estudiar aquí en la Tierra y sabremos exactamente qué son”, dijo Andrews-Hanna. “Nuestro estudio muestra que estas muestras pueden revelar aún más sobre la evolución temprana de la Luna de lo que se pensaba”.
El análisis de estas rocas ancestrales en laboratorios de alta tecnología, como los de la Universidad de Arizona, podría finalmente resolver el misterio de cómo se formó nuestro compañero celeste y por qué presenta dos caras tan dramáticamente diferentes. El polo sur lunar, un paisaje helado y lleno de sombras, guarda bajo su superficie la historia más caliente y violenta de la Luna.




