“Las profecías de Armero”: montañista revela las advertencias ignoradas antes de la tragedia
Testigo de la actividad volcánica meses antes de la erupción. El periodista y montañista, quien escaló el Nevado del Ruiz 103 días antes de la tragedia, relata cómo expertos y ciudadanos alertaron sobre lo inminente del desastre.

“La profecía de Armero”: montañista revela las advertencias ignoradas antes de la tragedia de Armero
“Toda la montaña olía a azufre, era evidente que iba a pasar algo”. Esta fue la conclusión de Carlos Mauricio Vega, periodista y montañista, tras ascender al cráter del Nevado del Ruiz en julio de 1985, apenas 103 días antes de la erupción que arrasó con Armero.
En entrevista con Caracol Radio, Vega reveló cómo múltiples advertencias científicas y populares fueron desestimadas por las autoridades, en un relato que entreteje la geología, la historia y las profecías que anticiparon la catástrofe.
La ascensión premonitoria: azufre y señales evidentes
Vega, integrante de un grupo de montañistas que después conquistaría el Everest, describió la escalada realizada junto a Miguel Vidales, Sergio Fajardo y el geólogo suizo Antoine Faber. “Descendimos una lengua de hielo que después se licuaría y se desplomaría sobre el Valle de Lagunillas”, relató. Lo más impactante, recordó, eran las señales inconfundibles: “Toda la montaña olía a azufre, las cuerdas quedaron impregnadas, las botas amarillas... Había tremores, toda clase de signos”.
Profecías de un siglo
El periodista documentó cómo la erupción había sido pronosticada con un siglo de anticipación. Ramón Guerra Azuola, magistrado y cartógrafo de la Comisión Corográfica, publicó en 1882 un artículo donde analizó las erupciones de 1595 y 1845. “Él dice: esto es periódico y se puede comprobar mirando los estratos del suelo”, explicó Vega. Guerra Azuola identificó un patrón: capas de ceniza intercaladas con vegetación, evidenciando ciclos eruptivos.
Uno de los casos más dramáticos fue el de Helio Fabio González, músico e historiador del Líbano (Tolima). “Él escribió un artículo profético en julio del 85”, recordó Vega. González, basándose en los documentos de Guerra Azuola, calculó que el volcán tenía pulsos cada 145 y 110 años, y vaticinó la erupción para la segunda semana de noviembre de 1985.
El artículo llegó a la mesa de Enrique Santos Calderón, entonces editor dominical de El Tiempo, quien se negó a publicarlo porque “no tenía pies ni cabeza”. Dos semanas después de la tragedia, Santos Calderón encontró el texto entre sus papeles y “se llevó las manos a la cabeza”, publicándolo finalmente en la edición conmemorativa.
Armero: una ciudad condenada desde su fundación
Vega analizó por qué se fundó una ciudad en una zona de alto riesgo. Armero, inicialmente llamada San Lorenzo, se estableció a orillas del río Lagunillas, justo en la desembocadura del cañón por donde históricamente habían descendido los flujos de lodo. “El río Lagunillas desemboca directamente sobre lo que llamaban la hacienda del puente... es un fenómeno geológico muy evidente para cualquiera que lo mire”.




