Biojoyas que nacen de la biodiversidad y la resiliencia en Cali
Los emprendimientos caleños demuestran su compromiso con el ecosistema y la innovación en sus ofertas.

Foto: Redes sociales
¿Te imaginas llevar puesta una joya hecha de semillas, frutos secos o cáscaras de frutas? Eso es lo que logra Açaí, joyería ecológica, un proyecto caleño que transforma lo que muchos consideran desechos en piezas únicas que celebran la naturaleza y la economía circular.
En el marco de la Semana de la Biodiversidad, conocimos a su creadora, Alexandra Soto, quien trabaja con materiales como cáscaras de naranja, pepas de zapote y durazno, o semillas amazónicas como el açaí y el naidí.
Estos elementos, que suelen ser residuos en grandes cantidades, aquí encuentran una segunda vida como biojoyas que no contaminan y cuentan historias de conexión con el territorio.
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Uno de los símbolos más especiales de su trabajo es la flor de inírida, elaborada a partir de semilla de melón y reconocida como emblema de la COP16, mostrando cómo el arte y la biodiversidad pueden caminar de la mano.
El proyecto nació tras una crisis personal de Alexandra, el Lupus se presentó en su vida como una dificultad que luego la llevó a buscar nuevas maneras de ganarse la vida y así es como eligió la sostenibilidad como camino de vida. Hoy, sus creaciones no solo representan una alternativa de ingreso, sino también una forma de inspirar a la comunidad sobre el valor oculto que existe en cada semilla y en cada fruto de la tierra.
Así, estas joyas se convierten en símbolos de innovación ecológica, resiliencia y amor por la biodiversidad.



