Caso Valeria Afanador: Posibles omisiones del Gimnasio Los Laureles, según su Manual de Convivencia
Caracol Radio revisó el apartado de seguridad del manual de convivencia del ‘Gimnasio Campestre Los Laureles Bilingüe’, para entender, según los protocolos de la institución, cuáles fueron las posibles fallas en este caso.

Valeria Afanador, Gimnasio Campestre Los Laureles Bilingüe, Río Frío; imágenes tomadas de red social X.
La desaparición de Valeria Afanador, ocurrida el 12 de agosto de 2025 en el interior del Gimnasio Campestre Los Laureles Bilingüe, plantea interrogantes sobre las medidas de seguridad adoptadas por la institución.
El propio Manual de Convivencia establece un lineamiento claro en su artículo 122: “Para los descansos y eventos especiales, la Dirección de Convivencia comunica oficialmente los turnos de acompañamiento docente, en los cuales, los profesores son replegados en las instalaciones de nuestra Institución para velar por la seguridad de nuestros niños, niñas y adolescentes”.
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Adicionalmente, esta disposición busca garantizar que los estudiantes se encuentren bajo supervisión constante en espacios comunes. No obstante, el hecho de que Valeria desapareciera en horario escolar pone en duda si realmente existía un acompañamiento activo y visible en ese momento.
Asimismo, la falta de información precisa sobre registros de turnos, así como sobre la presencia docente en pasillos, patios o áreas perimetrales, genera dudas. Ante esta situación, resulta necesario revisar si el protocolo contemplado en el Manual se cumplió de manera efectiva o si hubo omisiones en la supervisión interna.
¿Qué falló en el control de accesos y salidas?
Es importante resaltar que el manual de esta institución también establece lineamientos estrictos para el control de salidas de los estudiantes.
En el artículo 127 se precisa que: “No se permite la salida de las instalaciones de estudiantes sin la compañía de los padres o familiares o con terceros, o la ruta escolar autorizada”.
Asimismo, el mismo artículo agrega: “En todo caso, los Estudiantes deberán enviar previamente y firmado por sus padres o acudientes la solicitud previamente para poder salir de la Institución Educativa”.
Estas disposiciones buscan garantizar que ningún alumno abandone el plantel sin una autorización formal y documentada. No obstante, el hallazgo de Valeria Afanador fuera de las instalaciones, en inmediaciones del río Frío, plantea importantes preguntas sobre la aplicación de estas medidas.
También vale la pena resaltar que los videos revelados muestran a Afanador, diagnosticada con Síndrome de Down, caminando sola junto a la reja del colegio minutos antes de su desaparición.
En las imágenes se observa cómo entra y sale repetidamente por un espacio cubierto de enredaderas, sin supervisión de personal, pese a que las directivas señalaban que debía recibir atención especial.
La menor permaneció cerca de la reja durante varios minutos, mientras otros estudiantes jugaban en la cancha contigua. Tras cruzar varias veces, en la séptima ocasión Valeria no regresó, perdiéndose entre la vegetación sin que nadie advirtiera lo ocurrido.
¿Existió un protocolo efectivo ante la emergencia?
En tercer lugar, el manual establece en su artículo 129 que: “Frente a eventos coyunturales relacionados con situaciones que comprometan la salud, seguridad o vida de los miembros de la comunidad se adoptarán las medidas dispuestas por las autoridades nacionales, departamentales y municipales y se crearán los protocolos que vinculen a la comunidad en lo respectivo a la prestación del servicio educativo”.
Este apartado sugiere la necesidad de contar con lineamientos claros ante emergencias graves. No obstante, la desaparición de Valeria Afanador puso en evidencia vacíos normativos.
De acuerdo con la familia, hubo demoras en la notificación de su ausencia, lo que genera incertidumbre sobre si se implementaron medidas inmediatas como el cierre perimetral, la verificación en aulas o la comunicación oportuna con las autoridades.
Finalmente, hay que decir que la ausencia de un protocolo específico para casos de “estudiante no localizado” refleja una debilidad en la gestión de emergencias. Por ende, en conjunto, este hecho plantea interrogantes sobre la supervisión docente, los controles de salida y la respuesta institucional ante situaciones críticas.



