Panamá asume presidencia de la Asociación de Estados del Caribe en cumbre celebrada en Montería
El nuevo liderazgo regional se enfocará en integración económica, gestión migratoria y sostenibilidad ambiental.

El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, en compañía de la canciller de Colombia, Laura Sarabia.
Montería
En un acto celebrado en la capital cordobesa, Panamá recibió oficialmente la Presidencia Pro Tempore de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), marcando el inicio de su gestión al frente de este organismo multilateral para el período 2025-2026.
El traspaso de mando se realizó sin la presencia del presidente Gustavo Petro, quien fue excusado por la canciller Laura Sarabia debido a “motivos de fuerza mayor”.
El presidente panameño José Raúl Mulino, en su discurso de aceptación, destacó los desafíos compartidos de la región: “El entorno global está agitado, pero juntos podemos enfrentarlos y superarlos sabiamente”.
Agradeció especialmente la hospitalidad colombiana y enfatizó que los 35 Estados miembros, “bañados por el mar Caribe”, comparten una diversidad social y cultural que los hace únicos.
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Entre las prioridades anunciadas para su mandato figuran el fortalecimiento de la cooperación regional, la integración económica y la protección del mar Caribe como “patrimonio común”.
Mulino señaló avances históricos en reducción de riesgos de desastres, turismo sostenible y transporte, pero advirtió sobre las persistentes brechas sociales que requieren atención urgente.
Crisis climática, una prioridad
La crisis climática ocupó un lugar central en la agenda. El mandatario recordó cómo los fenómenos meteorológicos extremos afectaron gravemente la operación del Canal de Panamá el año pasado, reduciendo ingresos críticos para inversiones sociales. Propuso potenciar el Centro Logístico Regional de Asistencia Humanitaria con sede en Panamá, incorporando tecnología e innovación para mejorar la gestión de riesgos.
En materia migratoria, Mulino abordó la compleja situación en la selva del Darién, fronteriza con Colombia, y los desafíos que enfrenta República Dominicana. “Debemos construir una agenda común basada en equilibrio entre seguridad y solidaridad”, afirmó, reconociendo las limitaciones de infraestructura y recursos para atender flujos migratorios descontrolados.
El comercio intraregional emergió como otro eje estratégico. El presidente panameño destacó el rol del Canal, que cumple 111 años de operación, como conector global, mencionando que por esta vía transita el 5% del comercio mundial. Anunció planes para convertir a Panamá en “hub logístico regional”, incluyendo un proyecto de tren fronterizo con Costa Rica que impulsaría la integración centroamericana.
Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo del CAF, y Noemí Espinoza, secretaria general de la AEC, respaldaron las iniciativas planteadas. Los países miembros aprobaron acciones concretas para profundizar la cooperación, incluyendo mecanismos para facilitar el comercio electrónico y reducir el uso de papel en transacciones transfronterizas.
“Nadie se salva solo”
Mulino cerró su intervención citando al fallecido Papa Francisco: “Nadie se salva solo”, llamando a la unidad regional para construir “un Caribe fuerte, desarrollado, en paz y con oportunidades”. La cumbre sentó las bases para una gestión que buscará conciliar desarrollo económico con sostenibilidad ambiental, mientras enfrenta desafíos migratorios y climáticos que trascienden fronteras nacionales.
El evento marcó un hito para Montería como sede de debates geopolíticos relevantes, consolidando su proyección como escenario de diálogo regional. Las conclusiones de esta reunión orientarán el trabajo de la AEC durante los próximos dos años, con Panamá a la cabeza de un bloque que representa intereses estratégicos compartidos en la cuenca caribeña.




