Efecto 11.6 MM
Mientras Santos encontró en la paz una vía de conexión con la izquierda, Duque capitaliza el rechazo a la corrupción para conectarse con la oposición.
Bogotá
La votación del plebiscito anticorrupción –11 millones 674 mil 951 votos-- cambió la agenda política del país y le dio al gobierno de Iván Duque la opción de actuar más como jefe de Estado que de gobierno como estaba siendo percibido en las primeras semanas de mandato.
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De la discusión entre la utilidad de las siete preguntas versus el costo de la consulta, el país ha pasado, en menos de una semana, a aterrizar las propuestas del gobierno, de los promotores de la consulta y de los organismos de control.
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La convocatoria del presidente Iván Duque, esta semana, a la Casa de Nariño es la jugada política más estratégica de sus primeros días de gobierno. No hay antecedentes recientes de tener sentados en la misma mesa a voceros del centro, la derecha, la izquierda para buscar un consenso en torno de un tema como la corrupción.
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Santos había encontrado en la paz una vía de conexión con el centro y la izquierda, pero no con la oposición uribista.
Duque está encontrando en el rechazo a la corrupción el mejor puente para conectarse con la oposición.
El mensaje de los 11.6 millones de votantes –un potente mensaje político— podría haber metido susto en el Congreso.
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El reto será demostrar con hechos que acogerá las reformas para que la corrupción deje de ser escalón para el ascenso político y social. Sin embargo, habrá que ver qué sale de la mesa técnica que revisará las propuestas legislativas y qué tanto logra colarse el diablo en los incisos de los textos.
Las fallidas reformas a la justicia y a la política son prueba de ello.