Caracol Radio en las selvas del Yarí

Moverse por las selvas del Yarí es otro cuento. Después de las seis de la tarde los carros- al menos por este fin de semana- deambulan con rapidez por las trochas empantanadas.

En medio del olor a estiércol de vaca, de una luna que vigila asombrada el paso de periodistas extranjeros, cinco horas después de San Vicente del Caguán está el Diamante, una vereda difícilmente ubicada en google maps donde las Farc se encuentran en su totalidad la última vez. Metros adelante, sobre la sabana, se divisa un letrero de bienvenida: ‘Conferencia Internacional de las Farc’. Es una valla sofisticada, moderna, enorme en forma de arco.

Camionetas se divisan a los lados de la carretera bañada de fango: son de la prensa. También de las Farc.

Una carpa improvisada, cubierta por plástico oscuro en medio de la manigua refugia a dos guerrilleros. Jimena dice ella que se llama la líder. Pide identificaciones, confirma en un moderno computador portátil la identidad de los periodistas, dicta una charla y adelante.

Una antena satelital despacha luces rojas en medio de la oscura y húmeda noche. Al lado izquierdo, el campamento de las Farc: guerrilleros rasos que aprovechan la nota para jugar fútbol, reír y hablar con escasos periodistas que optan por dormir con ellos y bañarse en el único caño de agua verde que pasa por la zona.

Lonas color verde cubren el campamento de los guerrilleros. Hay comida en bultos por todos lados. También ropa interior colgada, medias, camisetas verde oliva.

Hay enfermería. Médico. También zona para instalar camping bajo techo, casetas de Coca Cola (una marcha odiada por las Farc), una estación de gasolina de Terpel (a la que en varias oportunidades le quemaron sus carrotanques).

No se sufre por baños. En campamentos de la guerrilla (playa baja, como algunos le llaman) se defeca en un hueco y se tapa en tierra. “Como los gatos”, dice Albeiro, 13 años en las Farc, 26 de vida. Y en la zona de camas- donde los periodistas duermen en camarotes y en colchonetas- hay baños portátiles.

El internet es un desastre. Prometen gigas a precios trepados al techo, pero finalmente no funciona. Las Farc promete arreglar la red, pero en esta lejanía todo es complejo.

Una extensa carpa blanca confirma que es la sala de prensa: hay sillas de plástico, mesas y una pantalla led desde donde se pueden observar las conferencias. Desde una impresora se despachan comunicados de prensa para mil periodistas que cubren la conferencia.

Retroexcavadoras no detienen su paso sobre la vía principal. Nadie responde quien las contrató pero intentan arreglar una vía lejana, en pésimo estado donde el Gobierno- dicen sus moradores- casi nunca ha puesto un peso.

Tarima

En el lugar se resalta una tarima musical exagerada para una selva como El Diamante. Está ubicada en uno de los costados de la conferencia. Los bafles son de máxima potencia. Lo mismo las luces led y las cámaras de humo que prometen salir cuando ‘Toto la Monposina’, el Cholo Valderrama, entre otros artistas nacionales lleguen hasta la conferencia a cerrarla con broche de oro.

´Timochenko´ la inauguró en medio de quinientos guerrilleros de todos los frentes que lo aplaudían, mientras él, con su toalla militar trepada en su cuello, apertura de la conferencia.

Comida

Por comida, en el lugar no se sufre. Hay bufete. Huevos, pan, papaya, melón, plátanos, entre lo que se ofrece.

En el Diamante, los pobladores no imaginaron que antes de morir observaran tímidamente la modernidad, así fuera por una semana, porque en realidad, ni siquiera San Vicente del Caguán, donde ‘Tirofijo’ dejó plantado a Andrés Pastrana durante los frustrados diálogos de paz ha tenido una tarima musical de este quilate.