Orden Público

Desmovilizados en La Ceja no hablaron de los políticos involucrados con paras

Los jefes de las autodefensas desmovilizados y recluidos en la cárcel de La Ceja, en Antioquia, se abstuvieron de pronunciarse sobre la situación de tres congresistas de Sucre investigados por sus presuntos nexos con el paramilitarismo pero coincidieron en afirmar que al país aún le hacen falta saber muchas verdades

Los jefes de las autodefensas desmovilizados y recluidos en la cárcel de La Ceja, en Antioquia, se abstuvieron de pronunciarse sobre la situación de tres congresistas de Sucre investigados por sus presuntos nexos con el paramilitarismo pero coincidieron en afirmar que al país aún le hacen falta saber muchas verdades.
Alias Diego Vecino, Salvatore Mancuso y Rodrigo Tovar, alias Jorge 40 dijeron a los periodistas que habrá un espacio en el que se puedan ventilar muchas más cosas sobre las actividades de las Autodefensas que todavía no conoce el país y que se conocerán verdades hasta ahora ocultas en este proceso
Rodrigo Tovar, conocido como "Jorge 40" sostuvo: "No se nada del computador; apenas vengo a enterarme por los que han dicho ustedes en los medios", al ser consultado acerca de la información hallada en uno de esos aparatos y que compromete a varios políticos de la costa en actividades de paramilitarismo.
Tovar señaló que hay que dar esos debates de cara al país y no seguir poniendo más cortinas de humo a lo que ha sido la historia de Colombia.
Pidió hablar de la verdad que sirva para que no se repitan los errores, pero no que sea una verdad para abrir nuevos juicios que sólo traerían más odio y más violencia.
Medios nacionales y extranjeros verificaron las condiciones de reclusión de los jefes paramilitares que se hallan en el establecimiento penitenciario y carcelario de reclusión especial de justicia y paz de La Ceja.
Sin vivir en las condiciones de hacinamiento que se aprecian en otras cárceles colombianas y gozando de algunos privilegios menores, por ser un caso especial el de su sometimiento a la justicia, 58 paramilitares, 48 de ellos ya con medida de aseguramiento en su contra, comparten el espacio de lo que fuera inicialmente un seminario y luego un centro vacacional.
En la edificación de cuatro pisos, abandonada durante años y ahora en proceso de restauración los detenidos disponen de una sala de diligencias judiciales,un salón de lectura y música, un salón de bellas artes, peluquería,biblioteca,un gimnasio, un salón de informática, un aula de paz y un oratorio.
En el tercer pisos se encuentran varias habitaciones convertidas ahora en celdas, marcada cada uno con el nombre de sus ocupantes.
En cada una de ellas se observan camas amplias , baños individuales, algunas con televisores, grabadoras y neveras, así como pequeñas bibliotecas particulares,en una que otra imágenes religiosas y en casi todas fotos de sus seres queridos pegadas en la paredes.

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