“Yo me sentaría a conversar con el expresidente Uribe sin reservas”: Juan Manuel Santos
En carta dirigida a Gustavo Gómez, director de 6AM, Juan Manuel Santos responde a declaraciones de Álvaro Uribe en entrevista emitida por Caracol Radio.

Apreciado Gustavo:
Me hicieron llegar la entrevista que el expresidente Uribe concedió ayer. Es preocupante comprobar cómo, una vez más, se exponen afirmaciones que no se ajustan a los hechos. Como él mismo suele decir: “dato mata relato”. Por eso comparto, con absoluta claridad, las principales mentiras de esa entrevista, contrastadas con datos verificables:
Mentira 1. Que “fui elegido con una plataforma y goberné haciendo lo contrario”.
Es falso. Honramos plenamente los compromisos adquiridos con el país. Es más. Sus llamados “tres huevitos” los convertimos en verdaderos gallos de pelea: fortalecimos la seguridad democrática mediante una estrategia efectiva y respetuosa de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario; al final de nuestro gobierno las FARC dejaron de existir como grupo armado. Los años 2017 y 2018 fueron los más pacíficos de este siglo. Extraditamos a más de 1.400 narcotraficantes y entregamos unas Fuerzas Armadas en su mejor momento en términos de legitimidad, capacidades, eficiencia y profesionalismo.
La confianza inversionista alcanzó niveles históricos, reflejada en la recuperación del grado de inversión, que posteriormente sería nuevamente perdido por el gobierno de Duque que él respaldó. El país se endeudaba al 5%, hoy al 13%. En el ámbito social, los indicadores de desigualdad, desempleo, formalidad, educación, salud o reducción de la pobreza presentaron resultados superiores a los obtenidos en administraciones anteriores… y posteriores.
Mentira 2. Que “existió un Plan Colombia II que yo no presenté al Congreso”.
Completamente falso. Nunca existió ni se negoció ningún denominado Plan Colombia II. Así puede también confirmarlo Gabriel Silva, quien fue su último ministro de Defensa y mi sucesor en ese cargo.
Mentira 3. Que “Desconocimos el resultado del plebiscito”.
Ocurrió exactamente lo contrario. Reconocimos la derrota y procedimos a una renegociación directa con los promotores del NO, encabezados por el propio expresidente Uribe. Se instalaron mesas técnicas, se recibieron 60 propuestas y se incorporaron 58 al acuerdo final.
Dicho acuerdo fue presentado al Congreso conforme a lo dispuesto por la Corte Constitucional, que descartó un nuevo referendo, y fue aprobado por unanimidad. Resulta contradictorio cuestionar hoy un texto cuya mejora fue producto, precisamente, de esa renegociación, proceso del que siempre he reconocido que salió un mejor acuerdo.
Mentira 4. Que “Durante mi gobierno se desbordó el gasto público, comparable al actual”.
Los datos desmienten categóricamente esa afirmación. Recibimos el gasto público en 17,6 % del PIB y lo entregamos en 18,2 %, o sea casi igual, preservando el grado de inversión pese al severo choque externo originado por la caída de los precios del petróleo.
Posteriormente, el gasto aumentó a 21,5 % durante el gobierno de mi sucesor y se elevó a 25 % bajo la administración actual.
Mentira 5. Que “El caso Odebrecht compromete a mi administración”.
Carece de fundamento. Durante nuestro gobierno, Odebrecht participó en más de 150 licitaciones y únicamente ganó una obra de carácter departamental en Boyacá; todas sus reclamaciones fueron rechazadas.
Las investigaciones realizadas por la Fiscalía, la Procuraduría, el Consejo Nacional Electoral y la Comisión de Investigación y Acusación no encontraron irregularidades relacionadas con nuestra campaña.
En cambio, su candidato (y el hijo) sí fueron imputados y uno de sus altos funcionarios pagó carcel porque fue en su gobierno que se firmaron contratos con sobornos.
Mentira 6. Insinuar que el Acuerdo de Paz —o este servidor— es responsable del asesinato de Miguel Uribe.
Esa calumnia es temeraria y constituye una infamia que no admite ni siquiera una respuesta.
Podría seguir. La lista es muy muy larga. Son muchísimas las mentiras que Uribe vive repitiendo en mi contra, como el supuesto “petrosantismo”, o que yo le entregué el país a las FARC (se lo entregué a Duque), o que yo fui el responsable de que a él lo hubieran metido a la carcel, y tantas otras falsedades absurdas que han logrado sembrar confusión en algunos sectores.
A pesar de todo ello, estoy convencido de que Colombia debe estar por encima de disputas personales. Yo me sentaría a conversar con el expresidente Uribe sin reservas. Él mismo intentó, en su momento, avanzar hacia un acuerdo con las FARC bajo parámetros muy similares a los que finalmente permitieron culminar el proceso que lideramos.
Este país necesita reconciliación, diálogo y grandeza. Debe ser mucho más que los odios y las peleas de un expresidente.



