Bogotá

Estudio alerta aumento de la adicción al tusi en los jóvenes de Bogotá: advierte daños irreversibles

Expertos advierten que aunque en un principio se trataba de una droga de consumo esporádico entre adultos, la facilidad para conseguirla y su bajo costo han disparado su popularidad entre adolescentes y jóvenes.

Foto: Alcaldía Local de Kennedy

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Colombia

El consumo de TUSI, conocido popularmente como “cocaína rosada”, se ha disparado entre los jóvenes colombianos y preocupa a expertos en salud pública y reducción de riesgos. Según un reciente estudio de la Universidad Nacional de Colombia, esta sustancia se ha consolidado como una de las drogas sintéticas más consumidas en contextos recreativos, superando incluso a la cocaína en número de análisis realizados en los últimos años.

El TUSI, cuyo nombre proviene del término “2C”, no es una droga de composición fija, sino una mezcla de varias sustancias psicoactivas, principalmente ketamina, MDMA, cafeína y benzodiacepinas, lo que lo convierte en un producto altamente impredecible y peligroso.

Un cóctel químico con graves riesgos para la salud

De acuerdo con Julián Quintero, director de la corporación Acción Técnica Social y del programa Échele Cabeza, el TUSI genera una fuerte dependencia y puede ocasionar daños graves e irreversibles en el sistema urinario debido a la presencia de ketamina, su componente base.

“La ketamina puede causar problemas en el sistema urinario que no son reversibles. Hemos conocido casos de personas jóvenes que terminan con la vejiga destruida literalmente. Empiezan a sentir ganas constantes de orinar, pierden el control y desarrollan daños permanentes”, explicó Quintero.

El experto advierte que, aunque en un principio se trataba de una droga de consumo esporádico entre adultos, la facilidad para conseguirla y su bajo costo han disparado su popularidad entre adolescentes y jóvenes.

De droga de élite a sustancia de fácil acceso

Hace apenas una década, un gramo de TUSI podía costar entre 200 y 300 mil pesos, lo que limitaba su consumo a personas con mayor capacidad adquisitiva. Hoy, el mismo gramo puede encontrarse entre 40 y 60 mil pesos, según Quintero, lo que ha facilitado su acceso y expandido su consumo a nuevos sectores sociales.

Hace diez años, el consumidor típico tenía entre 25 y 30 años. Hoy vemos jóvenes de 18 o 19 años que la usan con frecuencia. El precio bajó, su preparación se conoce más y culturalmente se ha normalizado en contextos de fiesta”, señaló el director de Échele Cabeza.

El equipo de esta organización ha analizado más de 5.000 muestras de TUSI en los últimos 15 años, y ha detectado que no existe una fórmula estándar. Cada mezcla puede variar en proporciones y componentes, lo que incrementa el riesgo de intoxicaciones severas, especialmente cuando se combina con alcohol o medicamentos.

Un riesgo mortal: las mezclas con alcohol y medicamentos psiquiátricos

Uno de los hallazgos más preocupantes, según Quintero, es que alrededor del 30% de las muestras analizadas contienen benzodiacepinas, medicamentos de prescripción médica utilizados para tratar trastornos de ansiedad o insomnio.

El problema es que cuando el TUSI se mezcla con alcohol, estas combinaciones pueden ser altamente tóxicas y potencialmente mortales. Cada persona que fabrica la sustancia le pone su ‘marca’ o variaciones, muchas veces sin conocimiento químico, lo que hace estas mezclas aún más peligrosas”, advirtió.

La mezcla de estimulantes, depresores y anestésicos genera efectos contradictorios en el organismo: mientras el MDMA estimula el sistema nervioso, la ketamina lo deprime, provocando desorientación, pérdida de control corporal y posibles episodios psicóticos.

Consumo en aumento y falta de estudios oficiales

Pese a que el consumo de TUSI se ha incrementado notablemente, Quintero afirmó que Colombia no cuenta con estudios epidemiológicos oficiales que permitan dimensionar la magnitud del fenómeno.

“Desafortunadamente, el Gobierno Nacional y los gobiernos locales han descuidado este tema. No existen investigaciones que indiquen cuántas personas consumen TUSI, a qué edad inician, ni en qué contextos. Lo que sabemos proviene de reportes hospitalarios y análisis independientes”, señaló Quintero.

El experto advierte que el vacío institucional y la falta de datos oficiales dificultan el diseño de estrategias de prevención y atención. Además, los sistemas de alerta temprana han detectado un aumento constante del consumo en contextos de rumba y festivales.

Finalmente, Quintero aseguró que se requiere una política pública clara de reducción de riesgos, campañas educativas y programas de información basados en evidencia científica.

“El TUSI es la tercera sustancia que más analizamos en el país. Ya superó a la cocaína en contextos de fiesta. Es urgente que el Estado asuma este fenómeno con datos, prevención y educación”, concluyó.

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