La ola de violencia y muertes por el tucibí sigue golpeando a toda el área metropolitana de Pereira
Esta droga sintética se ha convertido en principal dolor de cabeza de las autoridades.

Fotografía suministrada: Policía Metropolitana de Pereira
Pereira
El crecimiento de laboratorios artesanales y redes de distribución de drogas sintéticas en el área metropolitana de Pereira se ha convertido en un problema crítico que hoy preocupa a las autoridades de Risaralda. La fabricación casera de estas sustancias, unida a la disputa territorial de las organizaciones que las comercializan, está alimentando dos fenómenos que avanzan en paralelo: el aumento de homicidios y la multiplicación de casos de sobredosis.
De acuerdo con los reportes oficiales, en lo corrido del año se han presentado más de 250 asesinatos en Pereira y Dosquebradas, gran parte de ellos vinculados a las confrontaciones entre estructuras delincuenciales que buscan controlar barrios y comunas para la venta de drogas sintéticas.
Según explicó Eisenhower Zapata, defensor de derechos humanos y miembro de la Mesa de Víctimas en Risaralda, estas redes están fragmentadas en pequeños cabecillas que no solo enfrentan a sus rivales, sino que expanden la venta de estupefacientes hacia todos los estratos sociales.
Eisenhower Zapata, defensor de Derechos Humanos y miembro de la Mesa de Víctimas de Risaralda
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El impacto no se limita a la violencia, Eisenhower Zapata, también alertó que durante el año se han registrado por lo menos 12 fallecimientos relacionados con el consumo de tucibí, un potente alucinógeno que se produce de manera rudimentaria en la región y que ha encontrado mercado en población joven.
Eisenhower Zapata, defensor de Derechos Humanos y miembro de la Mesa de Víctimas de Risaralda
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En paralelo, la Policía Metropolitana de Pereira ha redoblado operativos contra el tráfico de insumos químicos. Las autoridades han logrado el decomiso de al menos 1300 frascos de ketamina que habrían llegado desde otras regiones del país, incluso del Ecuador y que serían utilizados para la elaboración de drogas sintéticas. Pese a estos golpes, el negocio ilícito sigue creciendo, razón por la cual se han intensificado campañas de prevención y control en colegios, universidades y espacios comunitarios.
Las autoridades coinciden en que la expansión del consumo de drogas sintéticas plantea un desafío doble: proteger la seguridad ciudadana frente a los grupos criminales y, al mismo tiempo, enfrentar la crisis de salud pública que está dejando a su paso.




