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Cali celebra la edición 25 del Festival de Macetas, una dulce tradición para los ahijados

Con alegría y sabor a tradición, la capital del Valle del Cauca celebra la edición número 25 del Festival de Macetas, una manifestación cultural que año tras año rinde homenaje a los lazos entre padrinos y ahijados a través de un dulce regalo: Las Macetas

Cali celebra la edición 25 del Festival de Macetas, una dulce tradición para los ahijados

El festival, que se extenderá hasta el 30 de junio, se vive en más de 100 puntos de venta distribuidos por toda la ciudad, donde los caleños pueden adquirir estas coloridas ofrendas hechas con palos de maguey y dulces de alfeñique, decoradas con banderas, ringletes y otras figuras típicas que despiertan la emoción de los niños y que también adoran los grandes.

Los escenarios donde se encuentran las macetas este año incluyen espacios emblemáticos como la colina de San Antonio, lugar donde nació esta tradición, así como el Bulevar del Río, el Parque Panamericano, la Loma de la Cruz, plazas de mercado y centros comerciales.

Alexandra Páramo, artesana

El festival tambien es pedagógico

Además de la venta, este año el Festival de Macetas incorpora un componente pedagógico: 25 talleres de cocina en vivo donde los asistentes pueden aprender a preparar el tradicional dulce de alfeñique, cuyo ingrediente principal es el azúcar.

“Hemos programado un festival que impacte y llegue a cada rincón de la ciudad, con actividades en el centro de la ciudad, en el oriente, en centros comerciales y además espacios públicos para el disfrute de todas las familias. Vamos a transmitir ese conocimiento y ese legado de nuestras artesanas y artesanos a los jóvenes y niños, quienes deben ser los protectores de esta tradición caleña, afirmó Edwin Jacinto Sánchez, director del Festival de Macetas 2025.

Patrimonio cultural

Por su parte, el subsecretario de Cultura, Julián Arteaga, destacó el valor del trabajo artesanal que hay detrás de cada Maceta: “Esta celebración es la puesta en valor de lo que las artesanas y los artesanos del azúcar hacen con sus manos, construyendo este legado. Por ello, con inmensa gratitud y admiración, destacamos sus invaluables aportes y les entregamos un merecido reconocimiento a quienes han hecho de su vida un testimonio de amor por nuestras raíces y un faro que ilumina el camino de las nuevas generaciones”.

Los artesanos

Alexandra Páramo es una mujer artesana que nació en una familia que ha preparado macetas toda su vida, dice que su bisabuela hacía macetas su abuela la mamá y ahora ella y su hermana y hace más o menos 10 años tiene su negocio propio.

“Mi abuela me colocaba a hacer dulces y a mí me gustaba hacer las que llamaban las piñas, que eran como las más difíciles, por así decirlo, y siempre me decían que me quedaban muy lindas, entonces para mí era como un orgullo siempre mostrar mis piñas y hacerlas bien”, expresa Alexandra refiriéndose a los dulces del alfeñique.

Lo más lindo de una maceta es que debe tener el ringlete en el palo de maguey y los dulces especialmente los blancos de alfeñique, los tradicionales que están acompañados de papelitos de colores, banderas y caricaturas que llamen la atención de los niños.

La historia

Alexandra se prepara tres meses antes del festival, aunque dice que casi siempre le coge la tarde, está participando desde el segundo festival de macetas, lo hacía con su mamá y aprendió a contar la historia de Dorotea y sus dos hijos, para quienes le preguntan cuál es el origen del dulce y la Maceta.

“Dorotea, una señora que no tenía recursos le pidió a los santos Pedro y Pablo que le ayudaran porque no tenía que regalarle a sus hijos, ellos se le aparecieron y le dieron la receta del dulce de alfeñique, sus hijos también se llamaban Pedro y Pablo y en su honor se le regala por parte de los padrinos a Los ahijados este dulce encantador”.

Más información

Alexandra dice que cuenta la historia de una manera histriónica porque hace teatro y les cuenta también que el dulce de alfeñique viene de los árabes “incluso la palabra alfeñique es árabe y significa frágil”, puntualizó.

La variedad de macetas también hace que varíen sus precios pueden costar desde $20 mil hasta $500 mil pesos según la forma y el tamaño.

Con este festival, Cali reafirma su compromiso con la memoria cultural, las tradiciones dulces y los afectos que se fortalecen cada 29 de junio, día del ahijado, cuando una maceta no es solo un regalo, sino una expresión viva de identidad y cariño.

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