Colombia busca rediseñar su arquitectura financiera con enfoque social
Diferentes entidades, que reconocen que el mundo avanza lento hacia los ODS, llaman a impulsar la articulación entre Estado y sector privado como un motor clave para cerrar las brechas de desarrollo.

El impulso a las Finanzas para el desarrollo en Colombia: La visión del sector privado financiero. | Foto: Caracol Radio
Voces del sector público y privado coincidieron, durante el encuentro “El impulso a las Finanzas para el desarrollo en Colombia: La visión del sector privado financiero”, en un diagnóstico claro: la Agenda 2030 avanza con rezagos profundos.
Según datos presentados por Jaime Urrego, economista del PNUD, solo el 17% de las metas están en camino de cumplirse, y se estima una brecha anual de 4,3 trillones de dólares para financiar el desarrollo global. Ello afecta a países como Colombia que, como muchos de la región, enfrenta restricciones fiscales y deuda creciente, por lo que se vuelve urgente buscar soluciones estructurales.
La respuesta, según asistentes al encuentro, no se halla únicamente en el Estado. Leonardo Arturo Pazos, delegado del Gobierno Nacional, por ejemplo, fue enfático en que se deben construir acuerdos amplios con el sector privado: “El Estado no puede solo. Necesitamos que las propuestas privadas también tengan propósito social”.
En su intervención, explicó cómo la política pública busca direccionar los recursos hacia quienes históricamente han estado excluidos, eliminando barreras como la rigidez del gasto y el papel excesivo de intermediarios.
Desde el ámbito internacional, Sara Ferrer Olivella, del PNUD, propuso una transformación profunda del rol del sector privado: no solo como pagador de impuestos, sino como actor activo en la solución de los desafíos estructurales.
“Hay que replantear la conversación: el propósito social y la sostenibilidad no pueden seguir siendo accesorios. El Estado debe ser un habilitador del mercado, para que los privados lleguen con impacto a poblaciones como las víctimas del conflicto o los habitantes rurales”.
Mirada compartida por Gustavo Morales, presidente de Fasecolda, quien destacó que el sector asegurador debe acompañar los proyectos de desarrollo desde su diseño, no solo cuando ya están en ejecución. “No basta con tener reglas claras. Hay que medir y corregir el impacto en el camino. Los microseguros que antes eran considerados marginales, hoy son herramientas vitales para proteger a los más vulnerables”, afirmó.
Uno de los ejes más discutidos fue la inclusión financiera con sentido. Paola Arias, de la Banca de Oportunidades, recalcó que no se trata simplemente de abrir cuentas o entregar créditos, sino de generar capacidades en la población excluida y construir productos financieros que realmente respondan a sus realidades. “La inclusión no es filantropía, es sostenibilidad. Pero ni la oferta, ni la demanda están listas, necesitamos construir un ecosistema”, afirmó.
En paralelo, María Elvira Tamayo, de Impacto Colombia, defendió el modelo de inversión de impacto como un camino probado y viable en el país.
“Colombia se ha convertido en un laboratorio de innovación en América Latina. Hoy ya no se trata de si las empresas quieren o no hacer impacto, es que deben hacerlo si quieren seguir siendo competitivas”, afirmó, al referirse al avance de normativas que exigen estándares internacionales de sostenibilidad empresarial.

Sara Ferrer Olivella Representante Residente PNUD Colombia | Foto : Caracol Radio
Por su parte, Mauricio Samper, de SEAF, recordó que en 2017 hablar de capital privado con impacto social era considerado casi una utopía. Hoy, con varios fondos exitosos en marcha, se ha demostrado que es posible combinar retorno financiero con transformación social.
“Invertir con propósito no es caridad. Es reconocer que los negocios deben preguntarse a quién impactan, cómo y dónde. No basta con no hacer daño, hay que buscar hacer el bien”, insistió.
El encuentro concluyó con una mirada al escenario internacional: la Conferencia sobre Financiamiento para el Desarrollo que se celebrará en Sevilla, del 30 de junio al 3 de julio de 2025. Allí, se discutirá cómo rediseñar las reglas e instrumentos financieros globales, alineándolos con los ODS y con enfoques territoriales.
En palabras de Jaime Urrego, “el desarrollo no puede seguir dependiendo solo de la voluntad política: requiere confianza, cooperación y una arquitectura financiera que convierta capacidades en poder transformador”.
Con todo, se evidenció que Colombia no necesita únicamente más recursos, sino una nueva manera de movilizarlos. El desarrollo exige alianzas auténticas entre Estado, sector privado y sociedad civil, donde cada peso invertido se traduzca en bienestar real.
La inclusión financiera, la inversión con propósito y el rediseño del sistema fiscal no son metas lejanas, sino tareas urgentes para construir un país más equitativo, resiliente y sostenible.
A continuación, un resumen con las reflexiones más destacadas del encuentro: