Día internacional del juego responsable: ¿Cómo prevenir la ludopatía? Según psicólogos
La ludopatía no solo afecta a las apuestas tradicionales, sino también a las microtransacciones en videojuegos.

Ludopatía, imagen de referencia, (Getty Images). / Davizro
En el contexto del ‘Día Internacional del Juego Responsable’, que se celebra el 17 de febrero, es importante poner sobre la mesa la discusión sobre la ludopatía. En primer lugar, hay que decir que es un trastorno del control de impulsos que afecta la vida personal, social y económica de quienes la padecen.
Cabe destacar que la ludopatía se asocia con la incapacidad de resistir la compulsión de apostar, lo que genera un ciclo de gratificación inmediata y refuerza patrones de comportamiento adictivos.
Adicionalmente, si usted padece ludopatía, puede experimentar ansiedad, depresión y aislamiento social. Esto puede agravar su estado emocional e impulsarlo a seguir apostando como mecanismo de escape.
Asimismo, la ludopatía está vinculada con alteraciones neuroquímicas en el cerebro, especialmente en el sistema de recompensa, donde la dopamina juega un rol importante.
Es importante mencionar que las investigaciones han demostrado que las personas con ludopatía presentan una actividad cerebral similar a la de individuos con adicciones a sustancias, lo que sugiere una base biológica común.
Además, este trastorno puede coexistir con otras condiciones psiquiátricas, como el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo-compulsivo y la esquizofrenia, lo que puede dificultar el tratamiento.
Un ludópata puede incurrir en consecuencias como el endeudamiento, problemas familiares y deterioro de la salud mental. Por ende, la educación, la regulación del juego y la intervención temprana son relevantes para evitar que esta adicción se convierta en un problema complejo.
¿Qué debe saber sobre este trastorno?
La ludopatía ha existido a lo largo de la historia, pero su reconocimiento como trastorno es reciente. El juego ha sido una actividad común en diversas culturas. Sin embargo, en la antigüedad se veía más como un vicio moral que como una condición médica.
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Hasta el siglo XX, los estudios psiquiátricos comenzaron a analizarla como un trastorno del control de impulsos. Ya para el 2013, la ‘American Psychiatric Association’ la reclasificó como una adicción conductual en el DSM-5, igualándola a las adicciones a sustancias.
Debe considerar que la ludopatía no afecta solo a quienes juegan de manera compulsiva, sino también a su entorno. Estudios han mostrado que los familiares de personas con ludopatía tienen mayor riesgo de desarrollar ansiedad, depresión e incluso problemas financieros.
Otro dato de peso es que las casas de apuestas y los casinos utilizan estrategias psicológicas para fomentar el juego excesivo, como la ausencia de relojes, las luces llamativas y los sonidos de victoria, que refuerzan la sensación de éxito incluso cuando la pérdida es mayor. Además, el acceso a juegos en línea ha hecho que la ludopatía afecte a personas más jóvenes.
¿Cómo puede prevenir la ludopatía?
Una forma de prevención determinante es fomentar la educación temprana sobre los riesgos del juego. Según la ‘Cognitive Behavioral Theory’, cuando usted comprende cómo funcionan las apuestas y los sesgos cognitivos que llevan a decisiones irracionales, puede contribuir a reducir la ilusión de control y la sobrevaloración de ganancias.
Otra buena estrategia es fortalecer la autorregulación emocional y el control de impulsos, como lo sugieren estudios basados en la Terapia Cognitivo-Conductual. La dificultad para manejar el estrés o la frustración puede llevar a usar el juego como escape, por lo que desarrollar estrategias alternativas para enfrentar el problema, como la meditación o el ejercicio, son de mucha ayuda.
Los psicólogos también recomiendan establecer límites claros de tiempo y dinero antes de jugar, lo que ayuda a evitar la pérdida de control. Según el psicólogo Mark Griffiths, experto en adicciones conductuales, las personas deben tratar el juego como un entretenimiento, no como una fuente de ingresos.
Por último, mantener una vida equilibrada y diversa es importante; tener múltiples fuentes de satisfacción y placer, como hobbies, relaciones sociales, actividades recreativas, reduce la probabilidad de depender del juego como única fuente de gratificación.