Nos enfrentamos al riesgo de que Siria se convierta en un nuevo Afganistán: analista

Siria vive un nuevo capítulo de incertidumbre tras el colapso del régimen de Bashar al-Assad. Mauricio Jaramillo, profesor de la Universidad del Rosario y experto en política internacional, analiza el panorama actual del país y las posibles consecuencias de la ascensión de grupos islamistas radicales como Hayat Tahir al-Sham. Este cambio de poder, que ha sido rapidísimo, se produce tras años de guerra civil, la intervención de múltiples actores internacionales y la desaparición de organizaciones como el Estado Islámico.

Según el profesor Jaramillo, para entender lo que sucede hoy en Siria es necesario remitirnos a tres factores clave: En primer lugar, recuerda que el país vivió una guerra civil desde 2011, en el contexto de la Primavera Árabe, donde, a diferencia de otros países, el gobierno de Bashar al-Assad se mantuvo en el poder.

En segundo lugar, destaca el ascenso del Estado Islámico en 2015, que, tras ocupar grandes zonas del territorio sirio e iraquí, fue derrotado por una coalición de potencias internacionales, incluidos Estados Unidos, Rusia, Irán y Turquía. Finalmente, Jaramillo explica que la salida del Estado Islámico dejó un vacío de poder, que fue llenado por Hayat Tahir al-Sham, un grupo islamista radical que, desde su aparición, ha comenzado a tomar el control de áreas clave y ahora logra el control de la capital Damasco.

¿Régimen de Al-Assad o islamismo extremo?

Jaramillo también abordó las implicaciones internas de este cambio de poder. Señaló que, si bien la caída de Al-Assad es celebrada por muchos de los sirios que vivieron bajo su régimen represivo, especialmente aquellos de la comunidad sunita, las consecuencias podrían ser dramáticas. Jaramillo comparó la situación con lo sucedido en Irak tras la caída de Saddam Hussein y en Libia con la desaparición de Muammar Gaddafi, donde el vacío de poder dio paso a conflictos internos y la expansión de grupos radicales.

La pregunta sobre el destino de las minorías étnicas y religiosas en Siria es central en este momento de transición. “Las comunidades minoritarias, como los alauitas y los kurdos, podrían verse amenazadas por el nuevo poder islamista radical”, afirmó Jaramillo. Esto plantea interrogantes sobre la posibilidad de una transición hacia un sistema democrático que garantice la protección de los derechos de todos los grupos.

El papel de actores internacionales

El profesor Jaramillo analizó la postura de varios actores internacionales frente al nuevo panorama. Aunque Israel podría ver con buenos ojos la caída de Al-Assad, dado que este era un enemigo histórico, el ascenso de un grupo islamista radical como Hayat Tahir al-Sham pone en riesgo las relaciones con el país, especialmente en torno a la ocupación de los Altos del Golán.

Turquía, por su parte, se presenta como un actor clave, dada su influencia en el norte de Siria y sus relaciones con grupos como Hayat Tahir al-Sham.

“El futuro de Siria no solo depende de lo que ocurra dentro del país, sino de cómo se alineen las potencias internacionales que, de alguna manera, han intervenido en este conflicto”, señaló el académico.

Jaramillo asegura que no cree que los países involucrados en esta coyuntura - Turquía, Arabia Saudí, Isral, Rusia, Estados Unidos - entren en una lucha de poder por el gobierno de Israel.

Una transición hacia la democracia parece remota

Para el profesor Jaramillo, la posibilidad de una transición hacia la democracia parece remota, mientras que el riesgo de que Siria se convierta en un nuevo Afganistán, con la expansión de grupos radicales islamistas, es una preocupación que persiste en el ámbito internacional. Con actores clave como Rusia, Turquía e Irán jugándose sus intereses en el conflicto, el futuro de Siria sigue siendo incierto y está condicionado por la intervención de fuerzas extranjeras que podrían influir en su evolución.