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Tenga cuidado con las dietas saludables, ¿cuáles dañan su organismo? Nutricionista explica

El organismo puede reaccionar de manera negativa si se le corta el consumo de nutrientes especiales mediante dietas rápidas.

Persona midiendo su cintura (Getty Images)

Persona midiendo su cintura (Getty Images) / Ableimages

Muchas personas toman la decisión de iniciar una nueva dieta alimentaria. Lo hacen por varias razones: bajar de peso, mejorar la salud, controlar niveles de azúcar, de grasa, entre otros. La mayoría de estos planes los pueden encontrar fácilmente por medio de blogs, video, aplicaciones para celular y redes sociales. Quienes las promocionan prometen variedad de beneficios como mejorar la figura, comer más sano y ver resultados en el peso corporal en tiempos cortos, esto sin la necesidad de intervenciones o rutinas pesadas de ejercicio.

Sin embargo, estas dietas suelen perjudicar en vez de beneficiar. De hecho, expertos han advertido sobre el riesgo que estas dietas suponen si no son profesionalmente vigiladas, atrayendo posibles enfermedades y problemas en el organismo a largo plazo. ¿Le interesa saber sobre los riesgos que tienen estas dietas? En esta nota le explicamos cuáles son y que debe hacer para evitar estos efectos negativos en su cuerpo.

¿Cuál es el riesgo de las dietas?

En sí las dietas controladas por un especialista en nutrición o médico de cabecera no representan un riesgo para la salud de los pacientes, de acuerdo con el Instituto Europeo de Nutrición y Salud así como el Ministerio de Sanidad y Consumo de España estas son las dietas que podrían representar un riesgo para la salud:

  • Dieta Detox: se usa para “desintoxicar” el organismo de comidas con exceso de grasas. La forma más conocida de llevarla a cabo es por medio de batidos depurativos en complemento de la alimentación o exclusivamente líquidos durante una semana. Su peligro está en que el consumo de líquidos en exceso sin una base de alimentos puede provocar desequilibrios en la absorción de vitaminas y proteínas.
  • Dieta Hipocalórica: tiene muy en cuenta la ingesta de calorías diaria. Esta dieta corta su consumo de manera brusca, aportando menos energía al cuerpo. Normalmente, se usa para tratar casos de obesidad o sobrepeso, sin embargo, no es una nieta fiable, ya que suele resultar en un efecto rebote haciendo que los resultados no duren mucho.
  • Dita Dukan: se caracteriza por solo comer proteínas por un plazo de tiempo específico, cortando específicamente los carbohidratos y las grasas. Se recomienda que las personas con problemas en los riñones o en el hígado se mantengan alejadas de ella.
  • Dieta “de la lombriz”: fue una dieta que estuvo de moda a principios del siglo XX. Se centra en comer gusanos mediante cápsulas parecidas a las píldoras. Una vez dentro del organismo, el gusano empieza a comerse la ingesta que haga la persona. Los expertos catalogaron esta dieta como peligrosa ya puede producir incluso la muerte.
  • Dietas líquidas: es una de las dietas más encontradas en internet. Consiste de solo tomar jugos o alimentos en forma de líquidos. A diferencia de la dieta Detox, no se centra en desintoxicar el organismo. Puede representar un desequilibrio entre los electrolitos como el calcio, sodio o potasio induciendo malestares gastrointestinales hasta fallos cardiacos.
  • Dieta de la limonada: consiste de una alimentación basada exclusivamente en agua con limón. Supuestamente, elimina toxinas, pero puede ocasionar síntomas como dolores de cabeza, náuseas y mareos. Expertos consideran esta dieta como extrema y puede generar el mismo efecto rebote de las dietas hipocalóricas.
  • Dieta del delfín: de acuerdo con el nutricionista Juan Revenga, esta fue la quinta dieta más buscada en el 2013 y consiste en la formulación de postulados dietéticos considerados saludables como los alimentos integrales, vegetales entre otros. Sin embargo, estos alimentos se acompañaban con el consumo de agua de mar lo que puede representar un desequilibrio de electrolitos e intoxicaciones.

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  • Dieta Atkins: fue popularizada por el doctor Robert C. Atkins durante la década de 1970 y consistía en un plan alimentario en donde se reducía el consumo al máximo de contenidos glúcidos e hidratos de carbono. Fue cuestionada por la comunidad científica, ya que promueve el consumo de grasas, proteínas y reducía el consumo necesario de minerales y vitaminas.

Una de las características de este tipo de dietas es que son restrictivas y reemplazan ciertos elementos con el exceso de otro nutriente. Por ejemplo, se corta la grasa y se reemplaza por otra porción aún más grande de vegetales. De acuerdo con el portal de Sanitas en España, el principal peligro “radica en que concentran su efectividad en el exceso de un determinado tipo de nutrientes y la insuficiencia de otros, lo que genera desequilibrios poco recomendables en el organismo. Podría adelgazar más rápido, pero a expensas de perder líquidos, masa muscular y una cierta grasa, que es lo que realmente interesa”. Además, estas dietas terminan por ser monótonas y se abandonan con mucha facilidad.

Estos son otros posibles riesgos generales que tiene las dietas sin supervisión profesional:

  • Descenso en la presión arterial por dejar de consumir alimentos como el yogur, pasta, alcachofa, papa. Causa perdida en la masa muscular y microorganismos esenciales para el funcionamiento del corazón y riñones.
  • Cuando se come solo alimentos hiperproteicos como la carne y el huevo, pero se suprimen los cereales, legumbres, verduras, hortalizas y fruta puede generar pérdida de masa ósea, daños renales, favorecer la deshidratación, aumento del colesterol y triglicéridos aumentando las probabilidades de una hipoglucemia.
  • Al sustituir los carbohidratos por grasas se puede arriesgar a una subida de colesterol y glucosa, incrementando el riesgo cardiovascular, pierde peso rápidamente, pero regresa al finalizar la dieta.
  • Eliminar cualquier tipo de grasa en su plan alimentario puede llevar a déficit orgánico de ácidos grasos esenciales para la absorción de nutrientes. Esto puede causar alteraciones digestivas.
  • Limitar la ingesta de elementos necesarios puede conducir a deficiencias nutricionales y desequilibrios como la intolerancia al frío, sequedad cutánea, caída del cabello, debilidad en las uñas, alteración intestinal, dolores de cabeza, fatigas y Colelitiasis o cálculos en la vesícula biliar.

Las consecuencias de estas dietas no se limitan solo a lo físico, sino que también proveen consecuencias mentales. Varios estudios han confirmado una relación entre los trastornos de conducta alimentaria y la insatisfacción corporal, relacionando absolutamente con la cultura de dieta actual y alentada por las redes sociales.

¿Qué recomiendan los expertos?

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de las bases para la salud es una dieta balanceada y que la alteración de estas puede representar un riesgo para la carga de morbilidad y los porcentajes de malnutrición mundial. Tienen en cuenta que cada persona necesitara ajustes en su plan alimentario en función de sus necesidades, pero estos siempre se deben hacer bajo supervisión profesional, de no ser así, pueden estar ingiriendo en faltas graves en contra de sí mismos, poniendo riesgo su vida.

Para tener una guía respecto a estos ajustes, la OMS da las siguientes recomendaciones:

  • Atender las necesidades a través de una dieta variada, basada en gran medida en alimentos de origen vegetal y buscando el equilibrio entre ingesta y gasto calórico.
  • Obtener la mayor cantidad de calorías de los carbohidratos, principalmente a través de legumbres y créales integrales.
  • Consumir al menos 400 gramos al día en verduras y frutas. Para los niños menores de 10 años, entre 250-350 gramos al día.
  • Reducir las grasas saturadas y grasas trans industriales. Eliminarlas si es posible.
  • En caso de necesitar un ajuste debido a su salud, o si tiene alguna duda frente a su consumo de alimentos, consulte con un especialista en alimentación y nutrición.

Si está pensando en mejorar su salud o realizar ajustes a su plan alimentario, le recomendamos consultar a su médico o a un experto en nutrición y alimentación.

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