Educación adaptada al territorio: la clave para el futuro de la sociedad colombiana
Algunos de los expertos en educación más reconocidos del país coincidieron en que la academia es la herramienta principal para construir una mejor sociedad en Colombia.
“Antes de responder qué educación queremos, deberíamos preguntarnos qué país queremos, y desde ahí entender que la educación es la que crea esa sociedad”. Con esta intervención, Jaime Alberto Leal, rector de la UNAD, resumió gran parte de las reflexiones discutidas en el evento ‘El Futuro de la Educación’.
El encuentro, liderado por Prisa Media, es una plataforma que, desde hace un año, se ha puesto al servicio del país para recopilar ideas que permitan enfrentar los retos actuales del sistema educativo nacional.
En el espacio, los expertos destacaron que los retos incluyen desde resolver la crisis de financiamiento en las universidades públicas, hasta revisar la pertinencia de los programas académicos actuales. Además, señalaron que el debate debe preguntarse, principalmente, cómo educar al mayor número posible de personas con la mayor calidad.
Para lograrlo, el país primero necesita resolver algunas preguntas cruciales: ¿Qué aspectos deben atenderse para mejorar la calidad educativa? ¿Cómo está entendiendo Colombia el concepto de “calidad” en la educación? ¿Cuál es la educación que mejor le conviene a nuestra sociedad?
El pasado 9 de agosto, treinta voces de autoridad se reunieron en El Cubo de Colsubsidio, en Bogotá, para dar respuesta a estos interrogantes en presencia de más de trescientos asistentes. Allí, el consenso más importante al que llegaron fue que, en un país tan diverso socioculturalmente como Colombia, la calidad educativa se alcanza al conectar la formación académica con las realidades locales de cada región.
“La pertinencia es muy importante en un país tan diverso. Debemos tener una dinámica educativa acorde a estos contextos. Si la educación no permite una transferencia y apropiación del conocimiento a los territorios, hay dificultades (…) Las universidades tenemos que volver al territorio. Uno no se saca un programa académico de bajo la manga”, explicó el padre Harold Castilla, rector de la Uniminuto, durante su intervención.
En esto coincidieron la gran mayoría de estudiantes y docentes que participaron en las mesas de trabajo previas, desarrolladas por el Grupo Prisa en el Politécnico Grancolombiano. Para los asistentes, es urgente que el país revise los programas educativos actuales y evalúe su alineación con las necesidades del mercado laboral y las realidades regionales.
“Lo ideal sería que los docentes se enfocaran más en enseñarle a uno cómo es la vida, qué va a pasar si uno quiere dedicarse a algo, y proyectar eso en el colegio y la universidad”, comentó Valentina Zuluaga, estudiante de pregrado del Politécnico. Haciendo este cambio, para ella, se logrará una formación más relevante y profesionales más conectado con sus contextos.
Pero dicha transformación, para los expertos, no es tan sencilla. Según Moisés Wasserman, ex rector de la universidad nacional, muchas veces “el educador se ve obligado a educar para cosas que él no vivió”. Por ejemplo, la implementación de nuevas tecnologías como la IA en el aula de clase, la atención a los problemas de salud mental y lo que hoy se conoce como “formación para la vida”.
Esta brecha entre la experiencia vivida por los educadores y las demandas actuales de la educación se puede superar empoderando a los docentes mediante programas de formación específicos y fortaleciendo la colaboración intersectorial. Además, estableciendo con claridad esa visión ideal de sociedad que buscamos alcanzar como país.
“La educación tiene que ser tolerante e invitar al respeto y el aprecio por las diferencias. No llevamos una educación definida a las regiones, las regiones nos la moldean de acuerdo a sus realidades”, agregó Lucía Solano, vicerrectora de crecimiento del Politécnico.
De esa manera, afirmaron los presentes, tanto docentes como estudiantes podrán cambiar sus perspectivas sobre cómo será la educación del futuro, ya que en la actual “los problemas sociales actuales limitan los procesos educativos, aunque se tengan grandes proyectos”, enfatizó Claudia Betancourt, docente de la Fundación Universitaria del Área Andina.
Adicionalmente, los panelistas hicieron un llamado a que esta “educación del futuro” sea más flexible, inclusiva e integral, que se enfoque en formar profesionales con valores sólidos, una alta inteligencia socioemocional y un fuerte compromiso para contribuir, desde sus respectivos campos, a resolver los problemas más urgentes de Colombia, como el conflicto armado, la desigualdad y el cambio climático.
“La educación es una herramienta para desarrollar el talento humano, por eso debe estar llena de principios y valores. Debe ser una en la que nos articulemos para servir y en la que estemos sensibles a las realidades de cada persona y sus contextos”, concluyó el padre Castilla.