Fenómeno de La Niña: ¿Qué provoca y en qué se diferencia de El Niño?
Este fenómeno suele ir acompañado de bajas temperaturas e intensas lluvias en algunas regiones.
Colombia atraviesa una crítica situación climática a causa del fenómeno de El Niño. Esta temporada de sequía está agravando el abastecimiento de agua potable e incendios forestales en diferentes territorios del país.
Aunque el fenómeno de El Niño se oficializó en noviembre de 2023, expertos prevén que puede durar hasta abril de 2024, siendo febrero uno de los meses más secos del año.
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En medio de este panorama, la ministra de Ambiente, Susana Muhammad, indicó que el país tiene una alta probabilidad de entrar una fase fría en el segundo semestre de este año, citando datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
Se trata de la posible llegada del fenómeno de La Niña, que sería predominante con un 64% de probabilidad de ocurrencia en los meses de agosto-septiembre-octubre.
Como es usual en el país, septiembre es un mes de transición entre la temporada de menos lluvia con la de más lluviosa. Siendo octubre y noviembre los meses con más presencia de fuertes precipitaciones y tormentas eléctricas, por lo que podrían presentarse con mayor intensidad con la posible llegada de este fenómeno.
¿Qué provoca La Niña?
Ahora bien, el fenómeno de La Niña es un suceso que produce el enfriamiento a gran escala de las aguas de la superficie oceánica en el centro y oriente del Pacífico ecuatorial, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Otros de los factores asociados a La Niña en la circulación atmosférica son los vientos, la presión y las precipitaciones o intensas lluvias.
En Colombia, La Niña se caracteriza por un aumento considerable de las lluvias en las regiones Andina, Caribe y Pacífica, así como áreas de los Llanos Orientales, mientras que en la zona oriental (Orinoquía y Amazonía) no es muy claro el patrón climatológico ante un evento frío.
El Niño y La Niña: principales diferencias
El Niño y La Niña se forman por un patrón llamado El Niño-Oscilación del Sur, o ENOS, y nunca pueden ocurrir al mismo tiempo.
La fluctuación de ciertas variables atmosféricas del océano Pacífico como a Temperatura Superficial del Mar (TSM) y la presión del aire sobre el agua, permiten determinar cuándo se está presentando cada fenómeno.
Así las cosas, cuando la temperatura de la superficie del mar se eleva más de lo normal, se podría formar El Niño y cuando está por debajo del promedio, se podría desarrollar La Niña.
La Niña por lo general provoca los efectos contrarios del fenómeno de El Niño en el tiempo y clima. Solo que, los episodios de La Niña suelen prolongarse más persistiendo entre nueve meses o dos años.
Lo cierto es que ambos fenómenos afectan la temperatura más allá de la cuenca del Pacífico. Según su intensidad, pueden causar efectos atmosféricos extremos en todo el planeta:
Como ejemplo, mientras que El Niño puede traer lluvias o un invierno más seco en el sur de Estados Unidos y condiciones más calientes en América del Sur, La Niña puede ocasionar huracanes en el Atlántico Norte y un clima más húmedo en Australia.
De acuerdo con expertos, durante La Niña, los vientos se fortalecen, por lo que la masa de agua calentada por el sol es empujada hacia el oeste. Mientras tanto, en el Pacífico oriental, se eleva agua fría y profunda para reemplazarla. Estas aguas controlan la condición del clima y la temperatura del aire.