Laura Camila Vargas: las autoridades no me ayudaron a pesar de tener pruebas de la extorsión
La periodista Laura Camila Vargas habló sobre la forma en la que fue víctima de un hurto en Bogotá y cómo los ladrones la extorsionaron para no publicar la información sensible que tenía en su dispositivo.
La inseguridad en Bogotá no da tregua. El hurto es uno de los delitos más comunes, con un aumento del 21,3% en 2022. Según un estudio de la Universidad Externado de Colombia, en la capital se presentan en promedio 1.446 hurtos por cada 100.000 habitantes.
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Los celulares son, tal vez, uno de los objetos más robados. En parte porque los asaltantes suelen aprovechar cualquier ocasión para raponear o tomar los objetos. Pero también por la red ilegal del mercado de objetos robados que cada vez se hace más fuerte.
Tal fue el caso de la periodista Laura Camila Vargas, quien en menos de un mes fue víctima de dos hurtos en Bogotá. El segundo justo en un parque cercano a su lugar de residencia.
La joven denunció que el hecho fue más allá del robo de su celular. Los ladrones la extorsionaron y, ante la inacción de las autoridades, se vio obligada a pagar para que no publicaran en redes sociales unas fotos íntimas que estaban en el dispositivo.
En conversación con 6AM Hoy por Hoy, la periodista narró la forma en la que se dio el hurto y la falta de atención por parte de la Fiscalía.
“Las autoridades no me ayudan a pesar de estar las pruebas de la extorsión, del hurto y la denuncia. Hasta el momento no sé si va a publicar mis fotos [el ladrón]. Por ahora no lo ha hecho”, comentó.
Robo y extorsión
Vargas narró cómo se dieron los hechos en los que no solo fue despojada de sus bienes, sino que también fue amenazada con la destrucción de su imagen pública.
Antes del robo más reciente de su celular, fue víctima de ladrones en otro sitio dela ciudad. “Hace un mes me robaron en el centro, me raparon el bolso mientras estaba almorzando”, comentó.
“Hace una semana me volvieron a robar en Usaquén, en el parque al que saco a mi perro. Tenía el celular en la mano, pero lo iba a meter en el bolso y una moto me intentó atropellar”, expuso la periodista.
Tras el ataque de la primera moto, su reacción fue levantar los brazos en señal de alarma, pero los asaltantes aún no habían ejecutado por completo su plan.
“Una segunda moto me rapó el celular, como lo hacían antes con el parrillero, pero ahora la modalidad es con dos motos”, explicó.
De inmediato regresó a su casa para intentar bloquear su celular y ponerlo en modo perdido desde otro dispositivo.
Sin embargo, los ladrones lograron desbloquearlo, accediendo a su lista de contacto y a unas fotos íntimas antiguas.
“En horas de la noche intentaron desvincular el celular para poderlo encender”, narró Vargas. Fue entonces cuando los ladrones empezaron a enviar mensajes a sus contactos más cercanos, dando supuesto aviso del hallazgo del celular y pidiendo acceso a enlaces para desbloquearlo.
“Empezaron a escribirle a mi mamá que tenían unas fotos íntimas mías y que iban a publicarlas en todas mis redes sociales, las enviarían a mis contactos si no les dábamos el código para desvincular el celular”, comentó.
La joven no accedió a la solicitud de los asaltantes. Se comunicó con las autoridades e interpuso la denuncia a la Fiscalía. Sin embargo, no recibió la ayuda esperada.
Inacción de las autoridades
A pesar de ponerse en contacto con las autoridades, la periodista denunció que no recibió acompañamiento. “Apliqué el conducto de no ceder y denunciar ante la Fiscalía”, aseguró
La isntitución no dio respuesta a su solicitud, pero el Gaula sí se puso en contacto con ella para seguir la pista del caso e investigar también a los funcionarios de la Fiscalía que lo desatendieron.
Pero su celular era su herramienta de trabajo y, además de la información con la que los ladrones buscaban chantajearla, tenía en él otros archivos importantes para sus actividades como periodista.
Ante la inacción de la Fiscalía y la necesidad de recuperar esos archivos, cedió a la petición de quienes tenían su celular. Inicialmente, le pidieron un pago de 2′700.000 para devolvérselo, pero ella no logró reunir todo el dinero.
“Esa es la peor opción”, comentó Vargas sobre la decisión de seguir el juego de los ladrones. Su idea inicialmente era aceptar y llegar al sitio indicado para la entrega de su celular, acompañada de las autoridades.
Fue citada en un centro comercial ubicado sobre la Avenida Caracas, al que asistió junto a su madre y un tío. El joven que la recibió le indicó que la acompañara al local en el que estaba el celular.
“Creo que él no era el ladrón, sino que mandó a alguien. El muchacho estaba temblando, muy nervioso”, comentó sobre la persona con la que se encontró. Se exponía a ser engañado y capturado, “si es que las autoridades hubieran servido para algo”, agregó.
Solo alcanzó a reunir una parte del dinero. Sin embargo, el delincuente le entregó su celular y se fue corriendo.
La periodista explicó que su preocupación empezó a crecer cuando los ladrones se enteraron del alcance que tenía en redes sociales.
La publicación del contenido sensible sería muy perjudicial para su imagen personal y su trabajo. En parte, por eso accedió a la extorsión.
Como si fuera un mal chiste, luego de entregar casi todo el dinero solicitado por los delincuentes y recuperar el celular, recibió un mensaje del ladrón en el que decía “que yo era una deshonesta por no haberle dado la plata completa”, concluyó.