Telescopio Webb da las primeras imágenes de cuando el universo pasó a ser transparente
El universo pasó por un curioso proceso en donde la luz empezó a penetrar cada rincón.
Un grupo de investigadores liderado por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich ha revelado nuevos detalles sobre el proceso de reionización que tuvo lugar en el universo primitivo, poco después del Big Bang. Utilizando observaciones del telescopio espacial James Webb, así como de otros telescopios como el W. M. Keck en Hawái y el VLT y el Magellan del Observatorio Austral Europeo (ESO) en Chile, los científicos han podido estudiar la radiación emitida por galaxias antiguas y su impacto en el medio circundante.
Le puede interesar
El estudio, publicado en la revista Astrophysical Journal, se enfoca en la etapa de transición desde la llamada “Edad Oscura” hasta la época en que el universo se volvió transparente. Los investigadores han descubierto que aproximadamente 900 millones de años después del Big Bang, la radiación emitida por las galaxias comenzó a formar grandes burbujas de hidrógeno ionizado alrededor de ellas. Estas burbujas tenían un radio de aproximadamente 2 millones de años luz, lo que proporciona una idea de la escala de este fenómeno.
El universo primitivo
El universo primitivo experimentó una serie de cambios significativos a medida que evolucionaba. En los primeros instantes posteriores al Big Bang, las partículas fundamentales como los quarks y los electrones se formaron y se combinaron para crear los primeros núcleos atómicos de hidrógeno y helio. Sin embargo, las altas temperaturas impidieron que los núcleos atómicos se combinaran con los electrones, lo que resultó en un universo opaco en el que la luz no podía viajar libremente.
Con el paso del tiempo y la expansión del universo, la temperatura disminuyó lo suficiente como para permitir que los electrones se combinaran con los núcleos atómicos, formando los primeros elementos químicos. Esto marcó el momento en que la luz se liberó y comenzó a viajar a través del cosmos. Sin embargo, a pesar de la presencia de estrellas brillantes, el universo seguía siendo opaco debido a la interacción de la luz con los átomos de hidrógeno, lo que se conoce como la Edad Oscura.
El proceso de reionización, que marcó el fin de la Edad Oscura, ocurrió aproximadamente mil millones de años después del Big Bang. A medida que se formaban nuevas estrellas y galaxias, la radiación emitida por ellas comenzó a separar los electrones de los núcleos de hidrógeno, permitiendo que la luz visible recorriera distancias cada vez mayores sin obstáculos. Este proceso de separación de electrones liberó el universo y lo volvió transparente.
A pesar de que se conocía la existencia de este proceso de reionización, no se tenían muchos detalles sobre cómo ocurrió y a qué ritmo avanzó. Gracias a las observaciones combinadas del telescopio espacial James Webb y otros telescopios terrestres, los investigadores han obtenido una mejor comprensión de esta transición crucial en la historia temprana del universo.
El estudio de las galaxias y la radiación antigua proporciona valiosa información sobre los primeros momentos del cosmos y cómo evolucionó hasta convertirse en el universo que vemos hoy. El telescopio espacial James Webb, con su capacidad para captar luz muy antigua, está destinado a desvelar aún más secretos sobre nuestros orígenes cósmicos y ayudarnos a comprender mejor nuestro lugar en el vasto universo.