El dengue es una enfermedad viral transmitida por un zancudo, más específicamente el aedes aegypti, el cual se caracteriza porque propaga más patologías, afectando a millones de personas en todo el mundo. Aunque la mayoría de los casos son leves y se resuelven por sí solos, existe una cepa evolucionada, la cual provoca la versión más mortal y peligrosa de la enfermedad, se trata del dengue hemorrágico.

Esta evolución del dengue se da por una respuesta inmunitaria anormal que puede dañar los vasos sanguíneos y causar sangrado y extravasación de líquido en los tejidos y también en diferentes órganos del cuerpo.

Hay que tener en cuenta que esta enfermedad se presenta en cuatro formas diferentes, el dengue asintomático, el dengue no grave, el dengue con signos de alarma y el hemorrágico, siendo este último la forma más grave y más temida del virus. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), este tipo se presenta en aproximadamente el 5% de los casos de dengue y se considera una emergencia médica que requiere atención inmediata.

Síntomas del dengue hemorrágico

Los síntomas de esta cepa incluyen fiebre alta por encima de los 39 grados, dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, dificultad para respirar, sangrado de las encías o la nariz y en los casos graves, shock anafiláctico y un fallo general en múltiples órganos. Es importante destacar que los síntomas pueden progresar rápidamente y poner en peligro la vida del paciente, por esto es tan importante prestar atención al más mínimo signo de alarma.

Debido a que esta variante es mortal, es vital que se diagnostique y trate lo antes posible. El tratamiento del dengue hemorrágico se centra en la rehidratación y el monitoreo cuidadoso de los signos vitales y los niveles de plaquetas en la sangre, ya que estas son las que principalmente fallan en el cuerpo y por eso se presentan los sangrados tan intensos en los órganos. En muchos de los casos, se puede llegar a necesitar transfusiones de plaquetas o tratamiento en una unidad de cuidados intensivos.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que cualquier enfermedad puede evolucionar de una manera que afecte mucho más al ser humano. “El dengue hemorrágico es parte de la evolución de la enfermedad”, señaló Ricardo Teijeiro, médico infectólogo e integrante de la Sociedad Argentina de Infectología en la revista científica de National Geographic.

Según los expertos, la mejor manera de prevenir este tipo de dengue es evitar la propagación a través del control de los mosquitos transmisores, es decir, medidas como eliminar los criaderos de mosquitos alrededor de la casa, evitar los estanques de agua, usar repelente de insectos y cubrirse la piel expuesta en zonas de peligro o con más presencia de mosquitos.