Los malos recuerdos son los favoritos de la memoria ¿Cómo podemos eliminarlos?
¿Existe un método eficaz para olvidar los malos recuerdos?, la ciencia responde
Los malos recuerdos son de hecho episodios en nuestra vida que nos dejaron las experiencias menos amenas, varios de estos incluso pueden ser tan fuertes que logran que se desarrollen trastornos de estrés postraumático. Pese a que a nadie le gusta pasar por malos momentos ni mucho menos recordarlos, el cerebro suele tenerlos muy presente, ya que esto responde a una habilidad evolutiva.
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Por más irónico que suene los malos recuerdos son necesarios para que la mente recuerde que ciertos lugares, objetos, animales o personas pueden ser peligrosos y envía señales para que nos alejemos de ellos. El proceso de memoria necesita modificar ciertos circuitos neuronales, sintetizando proteínas y llevando al gasto energético, por lo que el almacenamiento de recuerdos puede verse como un proceso químico.
Los recuerdos están asociados con ciertas emociones, las cuales pueden ser positivas o negativas, una vez las personas afrontan un momento crítico, el cerebro clasifica su utilidad, algunos los almacena en el inconsciente, mientras que otros los deja vigentes para garantizar la supervivencia del individuo.
Resulta lógico pensar que las personas evitemos meter las manos al fuego por el temor a quemarnos. Y es que este miedo puede surgir de una experiencia anterior en la cual la persona se expuso a alguna quemadura o vio las consecuencias de esto en otros sujetos. El cerebro interpreta que el fuego es peligroso por lo que enviará señales para que las personas se mantengan lo más distante posible.
Sin embargo, aunque algunos recuerdos malos pueden resultar benéficos en la medida que nos alejan del peligro, otros pueden impactar de forma tal que dejan secuelas postraumáticas y, lejos de ser benéficas, repercuten negativamente en la salud mental y el bienestar emocional de las personas.
La búsqueda científica de la papelera mental
Si bien la ciencia ha logrado hacer grandes aciertos y avanzar en la interpretación y comprensión de los procesos neurológicos que intervienen en la memoria, los expertos siguen en la búsqueda de los métodos que nos permitan reciclar mejor los recuerdos. Es decir, encontrar la forma de quedarnos con aquellos que son favorecedores y desechar para siempre aquellos que dejaron graves afectaciones.
En los varios intentos de la ciencia por lograr este objetivo se han estudiado algunas alternativas como lo es la terapia acústica y lumínica.
La luz y el sonido: Fuentes de olvido
Para los expertos la luz juega un papel fundamental a la hora de almacenar los recuerdos y es que de hecho cualquier detalle por mínimo que parezca puede jugar un papel importante en el proceso de guardar o desechar un recuerdo.
La luz podría llegar a ser uno de los factores que faciliten la eliminación de recuerdos traumáticos, y es que como lo explican algunos científicos, la luz puede actuar como moduladora de varias funciones cerebrales y entre ellas la memoria.
El sonido también podría tener mucho que ver a la hora de guardar los recuerdos, y es que teniendo en cuenta que mientras dormimos el cerebro aprovecha para actualizar los recuerdos y transformar la memoria, utilizar estímulos sonoros podría ayudar a alterar este proceso y con ello poder eliminar las malas experiencias.
Sin embargo, ambos modelos son hasta ahora son hipótesis que están siendo investidas, no obstante, llegado el caso de poderse comprobar su efectividad, estos métodos podrían resultar bastante relevantes para tratamientos psicológicos y psiquiátricos.