Desdibujados 2018
En 2018 Colombia no se volvió castrochavista, ni las Farc se quedaron con medio país, pero Colombia sigue tan o más dividida que en el gobierno Santos
El 2018 empezó como el año de las grandes expectativas de cambio con la elección de un nuevo gobierno y un nuevo Congreso y con signos de recuperación económica, pero su cierre puede resultar con más frustraciones que júbilo.
La realidad está demostrando que el relevo no ha resultado ser lo que la gente esperaba y por eso los personajes del 2018 habría que buscarlos con lupa, a menos que se piense, con justicia, en alguien ajeno al país político como Caterine Ibarguën o como los migrantes venezolanos.
En 2018 Colombia no se volvió castro – chavista ni las Farc se tomaron el Congreso, pero el país sigue tan o más dividido que en el gobierno de Santos al que se acusaba de haber entregado el poder a Timochenko y Márquez.
La corrupción política demostró que es lo que más hastía a la gente y por eso hubo cerca de 12 millones en la consulta de agosto. Sin embargo, en vez de leer el mensaje, el Congreso y el Gobierno demostraron que el tema no está en su agenda. Ambos terminaron del lado del fiscal general pese a lo se oyó en los audios del auditor Jorge Enrique Pizano.
El presidente Duque llegó al poder con más de 10 millones de votos y con una promesa de unidad nacional, pero en pocos meses su imagen se derrumbó. Con su equipo, no han logrado mostrar un mensaje claro ni un proyecto sólido de Gobierno.
Los colombianos eligieron el Congreso más diverso de su historia, con figuras de lujo y una alta renovación. Hablan bien de él los gestos mockusianos y el respeto entre fuerzas opuestas como Farc y uribistas, pero en lo demás no difiere mucho de los anteriores. Hasta ahora la Cámara saca la cara con figuras nuevas de todos los partidos.
El senador Uribe es el líder de su bancada y voz de respeto en el Congreso, pero ha resultado damnificado por el desgaste temprano del gobierno. Una cosa era ser jefe de oposición y otra ser gobierno y oposición a la vez.
El líder de la oposición Gustavo Petro pasó de ser uno de los abanderados contra la corrupción a un dirigente cuestionado por las imágenes del “Petrovideo”.
La bancada del partido Farc fue más noticia por la curul de Jesús Santrich y la ausencia de Iván Márquez que por el liderazgo de sus congresistas que aún no han asimilado la dinámica de la política en el Congreso.
El dilema guerra o paz no fue determinante para elegir presidente esta vez. Pesó más el miedo a un gobierno castro – chavista, pero los migrantes venezolanos ha pasado a ser uno de los más grandes retos para el Estado, junto con un detonante de seguridad: el aumento del asesinato de líderes sociales.
Podría pasar a ser el año de los cambios y la renovación a un año de transición apenas discreto.