Así fue el cambio de postura de Trump sobre Corea del Norte
El mandatario de Estados Unidos comenzó con un discurso fuerte que luego fue cambiando por cordialidad y acercamientos.
Lo que comenzó como una petición durante su campaña para que los gobiernos de Estados Unidos le pusieran más atención a Corea del Norte, se convirtió en una de las más grandes obsesiones de Donald Trump durante su administración.
En ese momento aseguró que era un país con armas nucleares, liderado por un maníaco y propuso cambios de estrategia para la península coreana. Esta se comenzó a ver en febrero de 2017, con apenas un mes de haber juramentado en la Casa Blanca, cuando Kim Jong hizo la prueba de un misil mientras Trump se reunía con el primer ministro japonés, Shinzo Abe.
Desde ese entonces llevó a cabo más ensayos balísticos hasta generar en junio una de sus primeras reacciones de tensión, señalando que se había terminado la paciencia.
“A la dictadura de Corea del Norte no le interesa la seguridad de su pueblo o de sus vecinos. No tiene respeto por la vida. La era de la paciencia estratégica ha fracasado, y sinceramente se ha acabado”, señaló Trump en una intervención pública.
Dos meses más tarde y bajo nuevas amenazas de que la isla estadounidense de Guam iba a ser atacada, Trump señaló que respondería “con fuego y furia” como nunca se ha visto en el mundo.
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Esas declaraciones las reafirmó en septiembre, en su primera aparición en la Asamblea General de las Naciones Unidas donde incluso le puso un apodo y amenazó con destruir Corea del Norte.
“Creo que el mejor camino para un mundo en paz son naciones independientes y soberanas que respeten a su gente. No podemos tener a un loco disparando misiles. Debimos haber controlado al hombre cohete hace mucho tiempo”, dijo Trump desde Nueva York.
La tensión se intensificó en noviembre cuando ese régimen hizo la prueba de un misil balístico intercontinental que según sus autoridades podría alcanzar cualquier parte del territorio estadounidense.
Entre fuertes declaraciones pasaron los últimos meses del año y durante los primeros días de enero Trump afirmó que ya no veía posibilidades diplomáticas de resolver el conflicto.
Sin embargo ya Kim Jong Un estaba dando las primeras muestras de un cambio de tono al extender palabras para Corea del Sur y ofrecer enviar una delegación a los Juegos Olímpicos de Invierno que tendrían lugar en ese país.
Luego de su participación en los juegos, Trump dejó ver posibilidades de avances en los acercamientos con los norcoreanos, siempre detrás de los grandes avances que al tiempo se daban con Corea del Sur.
El 8 de marzo de 2018 llegó la ilusión cuando el estadounidense aceptó una reunión la condición de la desnuclearización. A partir de ahí comenzó la expectativa por la fecha, el lugar y los alcances.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, viajó a Pyongyang y se encontró personalmente con Kim para comenzar gestiones diplomáticas que marchaban con éxito. Sin embargo en mayo, unos ejercicios militares estadounidenses en la península y fuertes declaraciones de autoridades norcoreanas llevaron a Trump a tomar una decisión.
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“He decido cancelar la cumbre en Singapur el 12 de junio. Creo que es un retroceso para Corea del Norte y para el mundo. Ese país tiene la oportunidad de terminar décadas de pobreza y opresión al seguir el camino de la desnuclearización”, afirmó el mandatario luego de publicar una carta explicando los motivos.
La comunidad internacional y en especial los países de la región Asia- Pacífico intercedieron para que se reprogramara la cumbre, dando a entender que era no solo histórica sino importante para la paz mundial.
Corea del Norte mostró mayor voluntad y sus diplomáticos comenzaron nuevas gestiones que concluyeron en la Casa Blanca en donde Trump recibió una carta de Kim Jong Un y reactivó la cumbre. Aseguró que era una oportunidad que debe ser trabajada en varios encuentros y que espera que sea productiva.
De esa forma Trump, sin saber exactamente cuáles serán los resultados, conseguirá un encuentro que se no había imaginado ninguno de sus antecesores.