Chocó, entre amenazas, Eln y la intimidación de El Golfo
Unas 176 familias huyen después de una balacera de cuatro horas, mientras la vía Quibdó- Pereira está en alerta.
El último recuerdo de los moradores está intacto: el rugir de los fusiles de un lado y otro. En Boraudó, corregimiento de Lloró, Chocó, los pobladores corrieron desesperados a refugiarse bajo sus camas. Hombres del Clan del Golfo arribaron al corregimiento y dispararon sin mediar palabra en la mañana de este miércoles. Los narcotraficantes corrían, en medio de gritos y el sonido de sus gatillos, a arrebatarle el poder a una familia del pueblo que amaga en convertirse en una banda criminal y que amenaza con desplazar a los del Golfo de una de las rutas de cocaína por el río Atrato.
Hubo un muerto. También una decena de heridos de las bandas criminales, reportó a Caracol Radio Crecencio Bejarano, alcalde de Yuto, Chocó, la localidad hasta donde fueron a parar las 176 personas, entre ellas 76 niños y dos mujeres embarazadas, después de cuatro horas, cuando terminaron los disparos de lado y lado.
Boraudó quedó desolado. Es un pueblo fantasma, excepto a escasos animales que no alcanzaron a huir porque no cabían en las lanchas.
Quienes no se fueron a Yuto lo hicieron hasta Quibdó porque temen un nuevo enfrentamiento y en la próxima oportunidad la suerte no los acompañe.
En polideportivos y algunas calles, reposan- con miedo- los desplazados de Yuto, mientras el alcalde Bejarano pide al Gobierno asistencia humanitaria y el comandante de la Décimo Quinta Brigada del Ejército, coronel Ómar Castillo Aldana, recomienda a los 176 desplazados que retornen a su tierra porque la tranquilidad, según él, volvió. “Ya hicimos presencia, adelantamos un consejo de seguridad y se tomaron medidas”, dijo el oficial. “No hay que dejarse intimidar”, agregó.
No obstante, la situación es compleja. La guerra a muerte entre bandas criminales es una sola: el río Atrato, el conducto por donde mueven cocaína y se conectan con el Pacífico y Panamá, México, Estados Unidos, Europa…
Además, en el oriente del departamento, el 12 y 13 de julio los hombres del Clan del Golfo ordenaron suspender el servicio público de transporte por tierra y el río Atrato, además del cierre de establecimientos comerciantes en la cabecera municipal de Lloró. Las razones: retaliaciones a la captura del sobrino de ‘Otoniel’, principal comandante del Golfo. La gente hizo caso. No tenían otra alternativa.
Si faltara más, Chocó- de momento- tiene otro lío: el ELN que amenazó a transportadores que se movilicen entre Quibdó, Chocó y Risaralda. Los elenos sembraron temor y advirtieron que vehículo de servicio público que transite por la carretera será incinerado. Lo preocupante es que a comienzo de año los elenos pasaron de la amenaza a la realidad.
Las tropas del Ejército- de acuerdo con el oficial Omar Castillo- se duplicaron en el trayecto. Y después de un consejo de seguridad se acordó militarizar caravanas que les permitirán a los camioneros transitar sin peligro.
“Les daremos protección, acompañamiento, el Ejército está sobre la vía las 24 horas. Les pido a los conductores que estas caravanas son por seguridad. Y que nos apoyen denunciando para nosotros judicializar y llevar ante la Justicia a estos hombres”, añadió Castillo.
En Chocó la situación de seguridad – de momento- es tensa. Y aunque el Ejército redobló los dispositivos de seguridad, el temor persiste entre los pobladores de las zonas apartadas del departamento que hoy están en medio de un fuego cruzado que no les corresponde.