Mi oposición a la eutanasia
La polémica se generó luego de que Brittany Maynard, enferma terminal, decidiera optar por el suicidio asistido.

En estos días, el caso de la ciudadana estadounidense Brittany Maynard ha convulsionado a la opinión pública y ha reavivado un viejo debate en el que los médicos, más allá de los preceptos que nuestro juramento hipocrático nos dicta y las obligaciones que las leyes de los países bajo los que ejercemos nuestra profesión nos imponen, tenemos derecho no solo a expresar nuestra opinión, sino a objetar en el caso que se diera, la ejecución de algunas prácticas, como puede ser la que nos ocupa
Víctima de un tumor cerebral que la condenaba a una muerte segura y a una agonía incierta, la joven norteamericana anteriormente citada decidió el pasado 1 de noviembre poner fin a sus días por medio de la eutanasia. El debate está servido entre quienes la defienden y quienes se aferran a sus creencias, principios éticos y dogmas para no verla con buenos ojos, como es el caso de la mayoría de los médicos
Aquí, en nuestro país, a pesar de ser uno de los pocos estados en el mundo donde la eutanasia está despenalizada, no hay una reglamentación clara al respecto, y esto supone dificultades para que los pacientes puedan solicitar una muerte digna inducida. Fíjense en un literal de un paciente: “Solicité al Ministerio de Salud y Protección Social que me tramite la eutanasia y me respondieron que no es permitido y me ofrecieron grupos de apoyo para evitar la muerte, y esos grupos no existen”
En Colombia, la eutanasia existe por cuenta de la Corte Constitucional desde el momento en que esta despenalizó el homicidio por piedad, en la sentencia C-239 de 1997. Es considerada un derecho fundamental, pero para su aplicación deben cumplirse ciertas condiciones específicas: que la persona esté en una situación extrema de dolor intenso e insoportable, que padezca de una enfermedad terminal y una situación médica irreversible. Cuando se dan estos supuestos, la persona puede solicitar a su médico tratante que termine dignamente con su vida, sin que este reciba ningún tipo de sanción penal. Aun así, la decisión final depende de cada EPS y cada profesional de la salud
Se trata de un tema delicado y de difícil manejo. Para ver una corriente de opinión extendida no hay más que repasar la de Pablo Arango Restrepo, médico y docente de la Universidad de la Sabana con doctorado en Bioética: “Los médicos estudiamos para proteger la vida y ayudar a los pacientes, y de la noche a la mañana nos vienen a decir que esos planteamientos están equivocados, que se puede hacer con la vida lo que quiera, y que el que quiera morirse, que se muera”
Él sostiene que en la actualidad existen los recursos necesarios y suficientes para aliviar el dolor y el sufrimiento de los pacientes con enfermedades terminales, por lo que estos no tienen que recurrir a la eutanasia. En definitiva, no es una opinión favorable
Mucho menos lo es la de la Iglesia Católica, cuya postura siempre es de la defensa de la vida desde el inicio hasta la muerte natural. Esto se basa en el hecho de descubrir a Dios como el dueño de la vida. “Él nos regala ese don, y toda esta experiencia existencial que tiene una persona creyente está en vivirla hasta que nuestro corazón descanse en Dios. Este mundo mediático no quiere experimentar el sufrimiento y el dolor. Al premiar lo material, aparecen esas experiencias de frustración, de no querer sufrir”, ha declarado el padre Giovanni San Juan
Vacío legal y controversiaTras 15 años de que la Corte Constitucional autorizara la eutanasia en Colombia a través de la sentencia C-239 de 1997, ahora, por inercia de la actualidad mundial, se está discutiendo en el Congreso su reglamentación. La Corte Constitucional determinó que en Colombia no resulta punible la conducta concertada entre un médico y su paciente, consciente y capaz, quien, al sufrir una enfermedad incurable y padeciendo intensos dolores, solicita libremente su intervención para poner fin a sus existencia. El médico que acoja la solicitud no podrá ser condenado penalmente en nuestro país
El diario The Washington Post citó una encuesta realizada por la publicación New England Journal of Medicine en el 2013, según la cual el 67 por ciento de más de 1.700 médicos encuestados estaba en contra de esta práctica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eutanasia como aquella "acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente". Esta definición resalta la intención del acto médico, es decir, el querer provocar voluntariamente la muerte del otro por acción directa, proporcionando una inyección letal al enfermo; o por acción indirecta, no proporcionando el soporte básico para la supervivencia del mismo
La controversia, como vemos, está servida entre los médicos con pensamientos divergentes. Mi opinión como médico, como creyente, como persona que lleva una directriz ética, moral y cristiana del mismo, es estar en desacuerdo con la práctica de la eutanasia. Esta acción sobre el enfermo, con intención de quitarle la vida, se llamaba, se llama y debería seguir llamándose homicidio. La información y conocimiento del paciente sobre su enfermedad y su demanda libre y voluntaria de poner fin a su vida
El llamado suicidio asistido no modifica el término homicidio, ya que lo que se propone entra en grave conflicto con los principios rectores del Derecho y de la Medicina.



