La película chilena "Cachimba" inauguró el Festival de Cine Latino de Chicago en donde Colombia brilla por su ausencia

La comedia chilena "Cachimba" inauguró el XXI Festival de Cine Latino de Chicago, que proyectará durante dos semanas más de un centenar de filmes de Iberoamérica y Estados Unidos y en el que hasta última hora se comentó de la presencia de las películas colombianas "Perder es cuestión de método" de Sergio Cabrera y "Sumas y restas" de Víctor Gaviria.
Al evento acudieron el director y guionista de "Cachimba", Silvio Caiozzi y su esposa, la productora Guadalupe Bornand basada en la novela corta de José Donoso del mismo nombre, en donde cuenta la historia de un empleado bancario que descubre todo un museo de arte en el abandonado taller de un pintor chileno poco conocido, y que lucha desesperadamente por lograr el reconocimiento público de su obra.
"La Migra", del mexicano Juan Frausto, fue la primera película de la sección en exhibirse. El filme narra el drama personal y profesional de Eduardo Martínez, un abogado mexicano-americano que trabaja en Phoenix (EEUU) y a quien se le asigna la defensa de un miembro de la Patrulla Fronteriza.
También el director Alex Le May presenta un tema difícil con su largometraje "The Bulls of Suburbia", un relato autobiográfico. Le May, de origen estadounidense, vivió en España en sus primeros años de vida cuando su padre impartía clases en la Universidad de Madrid.
Por su parte, el director de "Para Matar a un asesino", Ricardo Islas, llegó a Chicago desde su Uruguay natal en el año 1995 precisamente para presentar una de sus películas en el Festival de Cine Latino de ese año.
"Para Matar a un asesino" narra la historia de una pareja mexicana que viaja hasta Chicago escapando de un pasado manchado por negocios sucios. Sin embargo, al llegar a la ciudad de los vientos ambos se dan cuenta de que borrar por completo el pasado es imposible.
La semana próxima se exhibirá "Boricua", el último de los cuatro largometrajes de la sección "Made in Chicago". Esta película fue dirigida y escrita por Marisol Torres y grabada íntegramente en Humbold Park, el barrio puertorriqueño de Chicago.