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Imagen de Huiracocha agrega un milenio a su culto entre incas

Una imagen de Huiracocha grabada hace unos 4.000 años en un mate o calabacín usado como vasija, coloca mil años antes el comienzo del culto a ese dios entre los pueblos andinos, según un artículo que publica la revista "Archeology".

WASHINGTON.--- Una imagen de Huiracocha grabada hace unos 4.000 años en un mate o calabacín usado como vasija, coloca mil años antes el comienzo del culto a ese dios entre los pueblos andinos, según un artículo que publica la revista "Archeology".
El fragmento del mate lo encontraron los antropólogos Jonathan Haas, del Museo Field de Chicago, y su esposa Winifred Creamer, de la Universidad del Norte de Illinois, durante una expedición el año pasado a un cementerio de Norte Chico, en el Valle del río Patifilca, 195 kilómetros al norte de Lima.
La imagen de 7,6 centímetros de altura muestra a Huiracocha con un feroz rostro felino con colmillos, pies con garras, una serpiente en una mano y un báculo en la otra.
Según algunos antropólogos la representación de la serpiente vincula a Huiracocha, quien surgió del agua, con otras deidades americanas representadas como Quetzalcóatl, la serpiente emplumada de los aztecas.
La figura de la deidad con rostro de jaguar sugiere que se trata de una representación del Huiracocha Choqechinchay, una de las tres personalidades mayores con que los andinos reconocían al creador del Universo.
El cálculo de antigûedad mediante la prueba de carbono 14 mostró que ese calabacín, donde la figura de Huiracocha aparentemente fue grabada con un punzón caliente, data de alrededor del año 2250 antes de Cristo, según el artículo en la revista oficial del Instituto Arqueológico de Estados Unidos.
Huiracocha es la deidad mayor de las culturas andinas, y su origen está entre los tiahuanacos, una tribu del lago Titicaca vencida y conquistada por los incas. El Huiracocha de los báculos aparece representado en la Puerta de Tiahuanaco.
Los vencedores, aunque conservaron en secreto el culto a Huiracocha, no quisieron presentarlo como deidad máxima por ser el dios de los vencidos, y lo reemplazaron por el sol, el Inti en quechua, a quien presentaban como su ancestro.
Fue así que Huiracocha transformado en Inti era adorado por los pueblos andinos hasta que irrumpieron los españoles en el siglo XVI. La destrucción de los templos e imágenes de Huiracocha significó para los andinos una quiebra del orden universal.
La deidad tiene varias denominaciones. Originalmente se le conocía como Pirúa Huiracocha, de donde viene el nombre de Perú, y en ella se reconocen tres personalidades.
Huiracocha Pachayachachic ó Apu Kon Tiki Illa Tecce Huiracocha, el gran ordenador original de la cosmología andina y cuya imagen se representa en el Altar del Coricancha.
En la mitología es Huiracocha Choqechinchay, el de la personalidad felina, que se origina en la constelación del mismo nombre que marca el inicio de las lluvias.
En la historia aparece como Tunapa Huiracocha Wajinqira, el Maestro Andino, portador de cetros, símbolo de los Amautas Astrónomos, e integrador de los mundos mediante el conocimiento.
En el área donde Haas y Creamer encontraron la figurilla de Huiracocha también encontraron montículos de 23 metros de altura con escalinatas y hornos ceremoniales, al igual que residencias para grupos de diferentes estamentos de la sociedad.
En el Norte Chico se han encontrado restos de unas 26 comunidades que, probablemente, contenían miles de personas cada una de ellas, y esto apunta a una civilización más avanzada que las bandas de cazadores y recolectores contemporáneas que poblaban las junglas y aldeas pesqueras en la costa peruana.

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