Expertos advierten que la montaña podría seguir desprendiéndose
Filtraciones, inclinación del talud y mal uso del suelo fueron los generadores de la emergencia.
Pereira
En la verificación del estado del terreno que realizó la Corporación Autónoma Regional de Risaralda, se concluyó que las filtraciones de agua, la inclinación del talud y él mal uso del suelo desde la parte alta, generaron la emergencia que hoy deja a más de 180 personas damnificadas.
Según, Jaime Guzmán, geólogo de la Carder, la montaña está fracturada y es un riesgo inminente para quienes habitan y atraviesan la zona, aseguró que la única labor que se puede desarrollar en el sitio es la reubicación de familias.
"Los trabajos que se pueden hacer en la ladera son básicamente de control de las aguas, de los parámetros de infiltración, pero no podemos hablar de obras de mitigación que hacia el futuro vayan a evitar este tipo de eventos. La ladera está condicionada naturalmente por procesos geomorfológicos a que hayan diferentes tipos de deslizamientos", puntualizó.
Ante esta advertencia, el director de la Carder, Julio César Gómez, indicó que la entidad ambiental en la década de los 80' reubicó a más de dos mil familias que se encontraban en la ladera del río otún luego de la tragedia del año 76, sin embargo, años después se le quitó a la autoridad ambiental realizar estos proceso por lo que en este momento son las alcaldías las responsables de generar la reubicación.
"Es una tarea de los alcaldes del área metropolitana, Pereira y Dosquebradas, que son los que tienen la responsabilidad de manejar las políticas de vivienda y que son los que operan los POT. Si revisamos los Planes de Ordenamiento Territorial de ambos municipios, se puede ver que esa es zona roja que nosotros tenemos en determinantes de riesgo, totalmente congelada", señaló.
Por último, la entidad ambiental pidió a las autoridades que cuanto antes hagan los procesos de validación, censo, desalojo y reubicación de las familias que se encuentran en laderas del río Otún, pues la montaña es un enemigo silencioso que en cualquier momento puede seguir cediendo.
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