Siguen los desalojos en Bogotá pese a la prohibición del gobierno

El martes 7 de abril, aproximadamente a las 8 de la mañana, dueños de diferentes pagadiarios de la capital, expulsaron a 99 familias indígenas de las comunidades Embera, Katío y Chami, originarias de los departamentos de Risaralda y Chocó.

Más de 350 personas llegaron al parque Tercer Milenio, en el centro de la ciudad, para exigir una respuesta del Gobierno Nacional, el cual había prohibido los desalojos durante la cuarentena total.

Indígenas enfermos, adultos mayores, mujeres embarazadas, algunas de ellas con bebes en brazos, tuvieron que pasar la noche en el parque soportando el hambre y el intenso frío de Bogotá.

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El vocero de la comunidad Katío, Abogardo Steven Queragama, afirmó que hablaron de manera virtual con más de 20 instituciones, entre ellas la Unidad de Víctimas, la Defensoría del Pueblo y la Alcaldía Distrital, pero ninguna ofreció una solución.

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“Hicimos una reunión pero nunca llego un acuerdo. Aquí las instituciones nos dejaron tirados en la calle con esta epidemia. Yo creo que ellas se están burlando de nosotros”, afirmó Queragama.

Por su parte, Claudia Patricia Queragama, mujer de la comunidad Embera Katío, alertó sobre la situación de los niños y las personas mayores.

“Yo tengo un niño de dos años. Los bebés, las mujeres y nuestros abuelitos estamos aguantando frío porque las instituciones no están resolviendo nada. Estamos dispuestos quedarnos varios días hasta que ellos nos cumplan”, precisó Queragama.

La mujer indígena también dijo que funcionarios de la alcaldía vinieron a repartir comida pero enfatizó que eso no es un tipo de solución para un problema tan grande como el desalojo.

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Además, muchos miembros de otras comunidades indígenas hospedadas en la capital del país, acompañaron a estas familias en el parque Tercer Milenio para presionar más al gobierno.

Pese a que la Alcaldía de Bogotá había anunciado la instalación de albergues en 5 localidades de la ciudad, habitantes de varias localidades protestaron por esta medida. Según ellos, estas personas representan un foco de pandemia y de contagio masivo.

Es decir que las comunidades indígenas, al igual que los habitantes de calle y los migrantes venezolanos, están entre el desalojo y la discriminación.

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