Cierre de la frontera provocó crisis en el comercio de Cúcuta

Cúcuta

El declive de la economía fronteriza se vio reflejado en la decisión del presidente venezolano Nicolás Maduro de cerrar la frontera.Este fue el termómetro que desencadenó una serie de cifras que se vinieron en picada y que hoy siguen en rojo teniendo en cuenta la actividad que por muchos años marcó la vida comercial de los dos países e incluso la informal porque diariamente se movían por los pasos internacionales más de 300 mil personas.

Hoy después de un año las actividades de empleo, ventas, producción y exportaciones en los principales económicos de la región están semiparalizados y en eso se ven reflejados sectores como el comercio, comercio exterior, minería y manifacturas, y la agroindustria dejan ver que la suspensión de esa dinámica genero graves repercusiones económicas que hoy están reflejadas en un alto nivel de desempleo, informalidad y violencia.

En el Estado Táchira a través de la Cámara de Comercio en Ureña su director Isidoro Terez calificó la medida como “un error la decisión unilateral del gobierno venezolano, esto va a generar una profunda crisis social y empresarial para los dos gobiernos en sus fronteras que hoy no tienen ningún oxígeno económico”.

Del lado colombiano la sensación fue similar, el director de la Cámara de Comercio Carlos Luna calificó como una “hecatombe para el comercio y para la vida de la ciudad la decisión del gobierno venezolano”.

Para el empresario la dinámica comercial, los esfuerzos por avanzar en acciones tendientes a mantener el intercambio con algunos sectores y agilizar el pago de viejas deudas del empresariado venezolano con sus homólogos colombianos fue un tema que quedó clausurado y en el que los nacionales perdieron grandes recursos y donde nunca encontraron respuestas.

Los sectores más afectados de esta crisis se ven reflejados en esta encuesta liderada por los gremios económicos de la región:

Durante este año, como medidas de choque el gobierno nacional anunció la puesta en marcha de la exención del iva durante tres meses al comercio como medida paliativa, hecho que generó una actividad inusual en compras para los cucuteños pero que tan solo mitigó por algunos meses el panorama sombrío que se avecinaba para todos.

Después han venido nueve meses de incertidumbre, de cierre de más de 1.500 negocios y de un panorama incierto frente a la dinámica de la economía fronteriza que se ve traducida durante todo un año de un crecimiento desbordado de la tasa de desempleo que ha alcanzado niveles de 17% y una informalidad del 75%.

Para el alcalde de la época Donamaris Paris la ciudad no estaba preparada para un fenómeno social como el que se vivió y que dejó al descubierto la falta de una economía propia para la ciudad, la carencia de empresas, de generación de empleo, de movimiento comercial propio y de una economía dinamizadora de sus renglones productivos.

Además el gobierno anunció la puesta en marcha de créditos Bancoldex para brindar atención a los pequeños y medianos empresarios como también comprometió dos ruedas de negocios para impulsar la producción local, pero con muy pocos resultados favorables.

Al cumplirse un año, el panorama para la ciudad sigue siendo oscuro, no hay una brújula clara que haga reorientar el futuro de Cúcuta y su área metropolitana.

La actual administración intenta poner en marcha acciones temporales para la generación de empleo con acciones temporales para 3.500 personas, argumenta que tiene 29 macroproyectos de infraestructura e inversión pero que su mayor debilidad es la falta de apoyo financiero por parte del Estado, mientras pese al cierre de frontera, por los 2.200 y más kilómetros de frontera, se siguen moviendo colombianos y venezolanos.

Los primeros buscan salida a su país por la grave crisis social que afronta el vecino, los venezolanos abandonan su tierra en medio de una incertidumbre y muertos del hambre, las enfermedades por la “bomba de tiempo” en que ha caído Venezuela y donde nuestro país ha sido receptor de este fenómeno social que se vive todos los días por Cúcuta y los cinco municipios Herran, Ragonvalia, Sardinata, Villa del Rosario y Puerto Santander que lo viven, a diario.

Desde hace un mes se empezaron a gestar acercamientos, protocolo de autoridades fronterizas y empresarios con algunas propuestas para poder avanzar en una reapertura y en un nuevo modelo bajo los lemas de seguridad, orden y legalidad que permitan superar el pasado, donde la frontera era sinónimo de contrabando en todos sus frentes (gasolina, comercio, armas, etc), ilegalidad por el delinquir de grupos armados de ambos países, narcotráfico como ruta al exterior y movimiento de grupos subversivos en la línea divisoria.

Esa es la esperanza que bajo decisiones de común acuerdo, los dos países permitan superar unas prácticas irregulares que dieron al traste y que fueron el detonante de una transcendental decisión que marcó la vida de los habitantes de frontera y que causó estragos en sus economías, en la vida social y comercial de las dos naciones y que ahora se pretende subsanar, bajo un nuevo modelo gubernamental fronterizo.